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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Irán, 'in fraganti'

Durante años han estado jugando al ratón y al gato. Desde que en 2002 se descubrió que Irán tenía un programa nuclear, Washington y Teherán han estado espiándose y amagándose el uno al otro. Estados Unidos para averiguar dónde, cómo, con qué Irán armaba una industria capaz de producir el arma atómica; e Irán porfiando por conocer cuánto sabía su oponente de todo ello. Y el penúltimo secreto de Teherán se desvaneció el lunes pasado con el reconocimiento iraní, anticipándose a un inminente anuncio norteamericano, de que existe una planta en construcción para enriquecer uranio -además de la de Natanz- que, porque es de poca envergadura y con ello fácil de ocultar, no sirve para usos industriales comunes, pero sí para fabricar armas nucleares.

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El presidente norteamericano Barack Obama, significativamente flanqueado por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, Gordon Brown, formulaba un durísimo ultimátum a Irán el viernes, al término de la reunión del G-20, exigiendo el inmediato acceso a esas instalaciones a los inspectores internacionales o sufrir sanciones "de las que duelen". El Gobierno iraní había podido contar con las reticencias de Rusia y China a endurecer en la ONU el embargo contra su país, pero después de que Obama anunciara que no habría despliegue de misiles en Europa oriental, Moscú es hoy mucho más servicial, y el presidente puede persuadir igualmente a China cuando visite Pekín en breve.

Irán, que tanto asegura que no busca el arma nuclear como amenaza con la perdición eterna a quienes osen atacarle, argumenta que no ha violado legalidad alguna porque sólo tiene la obligación de dar a conocer instalaciones como la citada seis meses antes de que estén operativas, lo que no se espera que ocurra hasta fin de 2010; pero sería ingenuidad suprema creer que tanto secreto es inocente.

Anuncio y ultimátum hacen aún más importante las conversaciones que han de iniciarse el 1 de octubre entre Estados Unidos, el resto del Consejo de Seguridad y Alemania con Irán, donde el programa nuclear será el monotema. Y ésa debe ser la última oportunidad para Teherán; si no busca el arma atómica, ¿qué problema debería haber en que mostrara todas y de una vez sus cartas? Pero si no puede probar que sea así, sólo quedará dar la palabra al Consejo de Seguridad para que actúe con la máxima contundencia.

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