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Millet confiesa que pagó comisiones para costear las obras del Palau

Pidió ayuda a CDC para tutelar su relevo en la Fundación y Agrupació Mútua

Fèlix Millet, ex presidente del Palau de la Música Catalana, ha puesto en marcha el ventilador. Acorralado por las informaciones que han ido conociéndose este mes (avanzadas por EL PAÍS) sobre cómo se apropió de fondos de la entidad para lucro personal, ahora ha reconocido que pagó comisiones a particulares para lograr fondos públicos y privados con los que sufragar las obras de restauración y ampliación del simbólico edificio modernista. En una carta dirigida al Juzgado de Instrucción número 30 de Barcelona -que investiga una querella de la fiscalía contra él y otras cuatro personas por el desvío de 2,3 millones de euros de la Fundación del Orfeó Català y de esta asociación musical-, Millet reconoce que el pago de las comisiones nunca fue contabilizado "debidamente" en las cuentas del Palau, pero no detalla qué cargos ocupaban los beneficiarios, a excepción de la retribución fija de 12.000 euros al mes que cobraba un vicepresidente de la fundación y la comisión que percibía una directiva de la entidad.

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La iniciativa puede tener repercusiones políticas ya que Millet fue patrono de la FAES catalana entre 2003 y 2007, cuando el Palau recibió importantes subvenciones de los gobiernos del PP, entre otros. Las obras de ampliación y reforma costaron 24 millones de euros, casi el triple de los 1.500 millones de pesetas (nueve millones de euros) en que se presupuestaron en 1999.

Además, después de que los Mossos registrasen el Palau, el 23 de julio, Millet pidió ayuda, sin éxito, a dirigentes de Convergència para que le ayudaran a poner al frente del Palau y de la aseguradora Agrupació Mútua a hombres de su total confianza: el ex presidente de Caixa Girona Arcadi Calzada y Miquel Navas, respectivamente. En su carta, Millet admite que se apropió de al menos 3,3 millones de euros de los fondos públicos con los que se nutre el Palau.De los 3,3 millones que Millet confiesa haberse quedado, 1,3 procedían de la Fundación Orfeó Català y se dedicaron a reformar inmuebles de su familia situados en L'Ametlla del Vallès y Barcelona. Otro medio millón de euros con cargo a las cuentas del Palau se gastó en subvencionar viajes privados de la familia Millet y de Jordi Montull, ex director administrativo y también querellado.

Finalmente, Millet confiesa en la carta que vendió al Orfeó por tres millones de euros un local tasado en la mitad de precio que había sido comprado por una sociedad de la que él y Montull eran propietarios en el 80% y el 20%, respectivamente. La venta se produjo el día antes de que los Mossos registrasen el Palau y se llevasen abundante documentación que los peritos están analizando.

En la misma línea que quien fue su jefe durante años, Montull confiesa que suscribe "plenamente" la inculpación de Millet y explica que fue él quien contactó con los industriales para que reformasen las casas particulares, quien negoció los viajes privados de sus familias y quien firmó los cheques para vaciar las cuentas del Palau. Montull va más allá y confiesa que, como consecuencia de la inspección de la Agencia Tributaria que se desarrolló en febrero de 2008, encargó la confección de facturas falsas para eludir al fisco. Las facturas las realizaron pequeñas empresas que estaban en quiebra o eran investigadas por Hacienda, y cuando Montull las tuvo en su poder, se las entregó a su hija Gemma, también querellada, y al abogado Santiago Llopart, del bufete Bergós. Según Montull, ambos desconocían la falsedad de las facturas cuando se las entregaron a los inspectores de Hacienda.

Fuentes judiciales explicaron que, con la intención de reparar el daño causado a las entidades que dirigió, Millet ha depositado 1,6 millones de euros en el juzgado, y Montull, 200.000 euros. A lo sumo eso le podría comportar una pequeña atenuante tras el juicio. En este sentido, la auditoría encargada por los nuevos gestores que se está realizando puede revelar otras muchas irregularidades, entre las que también se incluye la autoasignación de un sueldo de 1,6 millones de euros en 2008.

Dinero blanco

"¿Pagar con dinero negro a los músicos? Jamás lo hemos hecho ni lo haremos. No puede hacerse. Ningún organizador de conciertos profesional las hace. Pagamos nuestros impuestos y presentamos las facturas. Hay controles fiscales y los músicos que actúan pagan sus impuestos", asegura Montse Crespo, gerente del ciclo de conciertos Ibercàmera, que se celebran en el Palau y en el Auditori, quien dice que no son ciertas las afirmaciones hechas por Millet, en la confesión que envió al juez, respecto a que era habitual pagar en efectivo y sin factura a los músicos. Esta práctica, que proliferaba durante el franquismo, casi ha desaparecido. Para Josep Lloret, gerente del Festival de Torroella de Montgrí, recibir subvenciones implica justificar los gastos. "Es lo que hacemos. Trabajar con dinero blanco".

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