Barroso renueva gracias a los socialistas
El voto del PSOE, clave para que el político conservador portugués logre un segundo mandato al frente de la UE - "He reforzado mi autoridad", asegura el presidente
José Manuel Durão Barroso logró ayer que la mayoría del Parlamento Europeo lo votara para presidir otros cinco años la Comisión Europea. El ex primer ministro portugués obtuvo 382 de los 718 votos emitidos (53%), 22 sufragios más de los que exige el vigente Tratado de Niza y 13 más que la mayoría absoluta que prevé el futuro Tratado de Lisboa. El amplio apoyo que obtuvo fue fruto de los favores más dispares. Lo votaron desde su propio partido, el Partido Popular Europeo (PPE) y los liberales, pasando por los euroescépticos británicos y checos, hasta una treintena de socialistas, la mayoría españoles y portugueses, que fueron decisivos para la reelección.
El nombramiento de Barroso, de 53 años, despeja una de las incertidumbres institucionales de la Unión. El nuevo presidente puede ya empezar a trabajar en la composición de la futura Comisión, cuyo mandato debería empezar el próximo 1 de noviembre. La renovación del Ejecutivo comunitario se entrecruza con la ratificación del Tratado de Lisboa, pendiente del referéndum de Irlanda del próximo día 2 de octubre y de su firma por parte de los presidentes de Alemania, Polonia y República Checa. En este último país pende la amenaza de un nuevo recurso ante el Tribunal Constitucional que puede debilitar el proceso europeo.
Barroso maximiza su capacidad para adaptarse a cada jefe de Gobierno europeo
Ahora se abre en Europa la batalla para nombrar al sustituto de Solana
Tras la votación de Barroso, el interés se centra ahora en la designación del sustituto de Javier Solana como Alto Representante para la Política Exterior de la UE y del futuro presidente estable del Consejo Europeo tan pronto como entre en vigor el Tratado de Lisboa, que recoge la sustancia de la futura Constitución Europea.
Tan pronto como conoció el resultado -muy favorable a pesar de que obtuvo menos votos que en 2004 (413 que representaron el 58%)-, Barroso no aguardó ni un instante para expresar su satisfacción: "Creo que ahora he reforzado mi autoridad", dijo en el Parlamento. "Después de cinco años de dificultades políticas y económicas, obtener una confirmación tan clara es sensacional", añadió.
Barroso ha optimizado al máximo su personalidad voluble y adaptable a cada tiempo político y a cada jefe de Gobierno. En su carrera política ha experimentado una extraordinaria transformación desde sus años de juventud marxista-leninista -que ahora exhibe con orgullo de "luchador contra el colonialismo"- hacia el más puro liberalismo, para más recientemente reconvertirse en un defensor de la economía social de mercado y de regulación financiera, en línea con las voces mayoritarias surgidas por la crisis económica.
El ex primer ministro portugués (2002-2004) llegó a la presidencia de la Comisión de la mano del ex primer británico, Tony Blair, quien le recompensó por haber acogido la cumbre de las Azores, en la que junto a José María Aznar y George W. Bush, se decidió la guerra de Irak. Blair impuso a su candidato frente al dirigente liberal belga Guy Verhofstadt, considerado demasiado europeísta y federal.
Barroso, que domina el francés y el inglés como su propia lengua y que se defiende bien en español e italiano, ha sido un trabajador infatigable durante su primer mandato en la Comisión. Su maleabilidad y buena disposición ante los líderes de los Veintisiete, incluidos siete socialdemócratas, le han permitido asegurarse su nominación para el puesto y evitar que hubiera un candidato alternativo. "Cuando habla con los socialistas es un socialista. Cuando lo hace con los liberales es un liberal y con los verdes se hace el ecologista", señala Martin Schulz, el jefe de los socialistas alemanes en el Parlamento Europeo.
La decisión de los socialistas españoles y portugueses cuyos votos fueron determinantes para el nombramiento de Barroso causó cierto malestar dentro de su grupo, que optó por la abstención. El jefe de la delegación española, Juan Fernando López Aguilar, justificó el apoyo al político portugués, por estar convencido de que "Barroso no podrá ser el mismo en los próximos años y se verá obligado a cambiar". Precisó que votaron a Barroso para hacer frente a la crisis económica "que requiere una respuesta europea" e "instituciones fuertes". En su opinión, "la crisis certifica el fin del ideario neoliberal". Sin embargo, de los 21 diputados españoles, los representantes del PSC, Raimon Obiols y Maria Badia, se abstuvieron "por coherencia". López Aguilar justificó también el respaldo a Barroso por la presidencia española de la UE que empieza el próximo enero y que exigirá "la cooperación con las instituciones que ya estén en marcha".
Schulz, cuyo grupo aportó el grueso de las 117 abstenciones, manifestó ayer que el nuevo presidente de la Comisión "es el más débil de la historia de la UE". Añadió que a "Barroso le esperan muchas noches de insomnio, ya que su apoyo en el Parlamento es extremadamente frágil". El dirigente socialista alemán, que aspira a presidir la Eurocámara durante la segunda mitad del mandato, afirmó que "Barroso necesita ahora que el Parlamento apruebe su cuerpo de comisarios y su programa de trabajo", advirtiendo de que "las votaciones sobre la futura legislación serán ajustadas y se enfrentará a muchas derrotas".
El presidente de los socialistas europeos (PES), Poul Rasmussen, fue claro al precisar las aspiraciones de su grupo. "Ahora nos centraremos en obtener la máxima influencia en las próximas negociaciones", dijo. Recordó que "el PES es todavía la segunda gran familia política europea" y que "por la coherencia de Europa insistiremos en tener el puesto del Alto Representante Exterior o, si el Tratado de Lisboa es ratificado, el del presidente del Consejo Europeo". Rasmussen señaló: [los socialistas] "nos concentraremos en los asuntos que preocupan a los ciudadanos y cómo evitar que Europa no tenga 30 millones de parados". Actualmente hay cerca de 22 millones de desempleados.
El presidente del PPE, el belga Wilfried Martens, destacó que Barroso cuenta "con un fuerte mandato para dirigir la Comisión Europea y afrontar los múltiples desafíos tales como la crisis económica y financiera".
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