"El trasplante ya no es un actoheroico, sino una actividad industrial"
Rafael Matesanz (Madrid, 1949), fundador y director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), presume de que ésta es la marca más prestigiosa y reconocida de la medicina española. El modelo español de donación y trasplantes es una referencia internacional que todos tratan de imitar. Uno de cada 25 trasplantes que se realizan en el mundo se hace en España, que lidera desde hace 17 años el ranking de donaciones (actualmente, unas 35 por millón de habitantes).
La ONT cumple 20 años este mes de septiembre. Y su artífice valora que sea una organización que se adapta como un guante al modelo autonómico español y de la que se sienten orgullosos los miles de sanitarios implicados. De sí mismo dice: "Soy más gestor que otra cosa. Un gestor que ha gestionado razonablemente bien los trasplantes porque he continuado siendo médico".
Pregunta. ¿Cuál es el secreto del modelo español de donación y trasplantes?
Respuesta. Sólo una palabra: organización. Se basa en tres pilares: la solidaridad de la población, la asistencia sanitaria universal y el no dejar nada a la improvisación. Por eso, España es el único país que en 20 años ha ido creciendo de forma sostenida todos los años.
P. Pero algo más habrá, porque no parece un modelo fácilmente exportable.
R. La clave está en que hay un coordinador nacional y otros autonómicos que se sitúan en el justo punto medio entre lo administrativo y lo profesional.
P. España tiene una tasa de casi 35 donantes por millón de habitante. ¿Cuál es el techo de la donación de cadáver?
R. Lo hemos fijado con el Plan 40. Siempre hay cuatro o cinco autonomías que superan la tasa de 40 donantes por millón de habitantes, casi siempre las del norte. El reto es llevar a las demás a esta cota en una situación cambiante.
P. ¿Y cómo lo afrontan?
R. Ahora no podemos enfocar el asunto como hace 10 años. La reducción de los accidentes de tráfico ha hecho que el perfil del donante varíe por completo y nos ha hecho cambiar de estrategia. Ahora, con el Plan 40, utilizamos técnicas para identificar las mejores prácticas, para después trasladarlas a los que no están obteniendo tan buenos resultados.
P. ¿En qué han cambiado los trasplantes desde que se creó la ONT?
R. El principal cambio es que en estos años hemos pasado del trasplante como acto heroico al trasplante como actividad industrial. Esta idea no les gusta mucho a los cirujanos, pero es la que mejor define el cambio. Todavía hay trasplantes heroicos, como los de brazos o de muchos órganos. Pero el cambio principal ha sido reducir las listas de espera aumentando los trasplantes.
P. ¿Ha cambiado también la forma de pedir los órganos a las familias?
R. Primero, la población española se ha acostumbrado a esta situación. Segundo, hay un 10% de donantes que no son españoles de origen, y ha habido que adaptarse: pedirles el órgano en su idioma, con mediadores culturales...
P. ¿La donación tiene un componente cultural?
R. En absoluto. Y esto es algo que ha demostrado la ONT. A principios de los noventa, la donación en Andalucía era bajísima, y mucha gente lo explicaba por su Semana Santa, su relación con la muerte. Ahora, 20 años después, la donación en Andalucía está por encima de la media española, mientras que los suecos, alemanes o ingleses siguen con tasas bajísimas.
P. ¿Cómo se explica eso?
R. Uno podría pensar que hay una cultura especial de la donación en España, pero cuando se pregunta a los europeos si estarían dispuestos a donar sus órganos o los de sus familiares, los españoles están en la parte media de respuestas positivas, muy por debajo de países que luego tienen la mitad o la tercera parte de donantes que nosotros. Además, las encuestas nacionales indican que los españoles dispuestos a donar sus órganos siguen siendo entre un 56% y un 58%, como hace dos décadas, mientras que el número de donantes reales se ha multiplicado por tres. Y luego están los datos de los extranjeros. Los latinoamericanos tienen en sus países una tasa de negativa familiar a la donación de entre un 50% y un 60%, y aquí donan como los españoles, con una negatividad del 16%. Otro ejemplo son los ingleses: en Inglaterra se niega a donar el 40%, y aquí, sólo el 9%.
P. ¿Y es sólo una cuestión de organización?
R. Ni más ni menos. La ONT hace muchísima cooperación internacional para mejorar la donación y los trasplantes en todo el mundo: el mensaje principal que damos es que no malgasten el dinero intentando cambiar la mentalidad de la gente y lo dediquen a mejorar la organización.
P. ¿Qué retos tiene la ONT ahora que cumple 20 años?
R. El primero y principal es tener los pies en el suelo. Nuestro objetivo sigue siendo que cualquier español que necesite un órgano lo consiga en el menor tiempo posible. Y a partir de ahí tenemos retos tremendos. El último encargo es formar a toda la red de coordinadores de la India, que tiene nada menos que 1.200 millones de personas. Estos retos los podemos asumir porque la ONT no somos sólo las 40 personas que trabajamos aquí, sino los miles de profesionales que integran la red.
P. ¿Es éste el éxito de la ONT?
R. Sí: lograr que sea una bandera bajo la cual se sienten cómodas todas las autonomías y todos los profesionales sanitarios. Es un modelo a la medida de un Estado descentralizado como el español. La pregunta que me resulta difícil de contestar es por qué países como Alemania o el Reino Unido, que se han gastado cifras 20 o 30 veces superiores a la nuestra, tienen resultados mucho peores.
P. En Europa parece que los donantes vivos tienen más implantación. ¿Es éste uno de los retos de la ONT?
R. Aquí el donante de vivo no se ha desarrollado porque se ha considerado que no hacía falta. Pero las cosas han cambiado. Los resultados del trasplante de vivo son mejores. Estamos aumentando este tipo de trasplante. El año pasado representó un 7%, cuando la media en Europa está entre el 15% y el 16%, y en EE UU, en el 36%. No pretendemos llegar a los niveles de EE UU, pero sí a los europeos. Este año vamos a pasar ya del 10%.
P. ¿Las células madre son el futuro del trasplante?
R. Podría ser. Pero, de momento, se orientan a la reparación de órganos, no a su sustitución. El 98% de las aplicaciones clínicas de las células son trasplantes de médula ósea y sólo un 2% para reparación de órganos o tejidos.
P. ¿Es más factible dar con la clave de la inmunotolerancia?
R. Eso sí que sería un gran avance: saber por qué algunos órganos son admitidos por el organismo como si fueran propios. Hay muy pocos casos, pero hay mucha gente investigando para prescindir de los medicamentos inmunosupresores.
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