Cine y Cena en el Patio Maravillas
Los espectadores del centro cultural degustan los platos que se cocinan en las películas mientras las ven
Mientras el protagonista de Estómago, la opera prima del brasileño Marcos Jorge, se las ingenia para mejorar la receta de gallina que sirven en la cárcel a la que ha ido a parar, los espectadores esperan degustar una porción del mismo plato. El secreto está en añadir una pizca de romero y algo de pimienta, para que sepa mejor.
Lo cuentan Sandra y Juanjo, los cocineros de esta original noche de cine y cena. Y lo disfrutan unas 50 personas que se han acercado hasta este cine de verano fuera de los circuitos habituales en la ciudad. La pequeña pantalla cuelga de una de las paredes del Patio Maravillas, que ya anunció que quería hacerle la competencia a los Veranos de la Villa. Y en el propio patio se distribuyen las sillas a medida que van llegando sus ocupantes, y algunas mesas para los que se animen con el menú degustación, que cuesta 6 euros. Se puede hablar. Se puede fumar. Se puede comer. No es una sesión al uso.
El menú de ayer era brasileño, sacado de la película 'Estómago'
Ayer se celebró el tercer miércoles de esta propuesta para las noches de verano del Maravillas. Agosto arrancó con Como agua para chocolate y un menú degustación de comida mexicana. Siguió con El festín de Babette y su cocina francesa y la semana que viene se despide con Comer, hablar, amar, con la alta cocina oriental de fondo. Pero ayer tocaba probar la comida brasileña.
"Empezaremos con unas coxinas, que son un tipo de croquetas", explica Juanjo poco antes de que arranque la proyección. "Seguiremos con espaguetis a la putanesca, caldo de gallina, una feilloada (una especie de cocido con aire sudamericano) y de postre dulce de guayaba con gorgonzola". Son los platos que aparecen en la película. Y al espectador, ya antes de empezar, se le hace la boca agua.
A la primera sesión se acercaron poco más de una docena de personas. "Un ambiente familiar", dicen los organizadores de estas actividades alternativas en la casa okupa de la calle Acuerdo, en el corazón de Malasaña. Para la segunda ya se había corrido la voz, y tuvieron que repartir las 25 raciones entre unos 50 asistentes. "Es una pequeña degustación. Lo importante es que sean películas cuyas imágenes animen a disfrutar de la comida", explica Sandra, responsable de la selección cinematográfica.
El éxito se repitió anoche. En el patio se ponía el sol cuando Raimundo Nonato, el cocinero de Estómago, hacía su aparición en escena. Y por una vez, los asistentes esperaban que de verdad el cine traspasara la pantalla. "Es una idea maravillosa la de mezclar la comida con el cine", opinaba Paz García, de 63 años, aficionada al Patio desde que lo descubrió. Le encanta Brasil, y su cocina, pero prefiere compartir la cena para no llenarse demasiado. Y advierte: "A finales de agosto se prepara un concierto de música clásica con degustación. Será precioso".
A su alrededor rugen algunos estómagos, haciendo honor a la película. Pasan de las once de la noche. Finalmente, llegan las primeras coxinas, protagonistas de tantas escenas bajo la noche fresca. El público las estaba esperando. La película cobra de repente sentido.
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