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Menores internados en Barcelona hirieron a un educador en un motín

Acción Social sopesa el cierre del centro, situado en el Paral·lel, tras una revuelta que tuvieron que atajar los 'mossos' el pasado 30 de julio

Los menores "amenazaban con destruir el centro, quemarlo y matar a todo el mundo". Ocurrió la noche del pasado 30 de julio en el centro que la Dirección General de la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) tiene en el Paral·lel, y los educadores, desbordados, pidieron la intervención de dos patrullas de Mossos para dominar a los chavales amotinados. Así consta en la denuncia que presentó uno de los trabajadores, Abdelmouniem Hamoudan, tras recibir en la cabeza un golpe con una silla. Tuvieron que darle varios puntos. La DGAIA ha abierto un expediente informativo sobre los hechos y, cuando lo acabe, decidirá si cierra el centro, que tiene capacidad para 14 menores desamparados, nacionales y extranjeros. De momento, ya ha pedido a la entidad que lo gestiona, la Cruz Roja, que tome medidas para que rebeliones así no vuelvan a suceder.

Trabajadores e internos lamentan que la tensión es cotidiana

El hecho es excepcional, subraya la Administración, pero los educadores que lidiaron con la decena de chavales opinan que es la consecuencia más grave de un ambiente tan explosivo como cotidiano. Uno de ellos narra que tuvo que volver a llamar a la policía el viernes pasado. Después decidió abandonar el trabajo, derrotado. "Es un peligro trabajar allí. Algún día yo también podría acabar herido", se justifica.

"Este centro funciona como un aparcamiento de menores y nosotros, más que de educadores, hacemos de guardianes", añade el que resultó herido, Mouniem, que fue despedido días después de presentar la denuncia. El despido se basa, precisamente, en la denuncia: un hecho que la dirección sostiene que imposibilita su trabajo.

"Los menores no reciben una atención adecuada a sus perfiles", denuncia, por lo que, más que integrarlos, "se están generando grupos de salvajes, de delincuentes". "Hace años que la DGAIA está fracasando" con su modelo de integración de los menores inmigrantes no acompañados, remata este marroquí de 35 años.

La integración se intenta en los Centros Residenciales de Acción Educativa (CRAE) como el del Paral·lel. A ellos son derivados chavales nacionales y extranjeros, tras su paso por centros de atención urgente. Hay 26 CRAE en Barcelona y un centenar en toda Cataluña. La DGAIA adjudica su gestión a entidades privadas. En ellos los menores siguen un programa de inserción social y laboral personalizado.

Sobre el papel suena apacible, pero no lo es. Muchos internos se quejan, como los educadores, del ambiente enrarecido que se vive tanto en algunos de estos CRAE como en los centros de atención urgente. El del 30 de julio no fue el primer motín.

Los inquilinos de otros centros como Vilana y El Bosc (ambos en Vallvidrera) se quejan de peleas y robos constantes. A las puertas de estos equipamientos, Haitan, marroquí de 17 años, narra que alguna vez ha visto entrar a los antidisturbios para atajar, a porrazos, alguna de estas peleas.

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