Los 'diables' rechazan la norma comunitaria en los 'correfocs'
Reclaman que los permisos los concedan los municipios
El exceso de burocracia asfixiará a los correfocs. Es el futuro inmediato que auguran las agrupaciones de diables para cuando España adapte la directiva europea sobre pirotecnia el próximo mes de enero. Para evitarlo, la Federació de Diables y Dimonis de Catalunya (FDDC) exigió ayer que el Gobierno delegue en los ayuntamientos las competencias para autorizar este tipo de celebraciones. Ello agilizaría los trámites que se requerirán para las fiestas pirotécnicas a partir del año que viene, señaló un portavoz de la federación. "Es la única forma de salvar una tradición centenaria", avisó el portavoz de las agrupaciones de diables.
El borrador redactado por el Ministerio de Industria establece que la capacidad para autorizar los desfiles con pirotecnia recaerá en las delegaciones gubernamentales. Ello obligaría a los asistentes como público a firmar un documento según el cual aceptan los riesgos que comporta el acto, entre otros trámites de embrollado cumplimiento.
"No prohíben la fiesta, pero la condenan a desaparecer"
Los asistentes a un 'correfoc' deberán asumir el riesgo por escrito
"Son restricciones imposibles de satisfacer en el caso del público al aire libre. No prohíben la fiesta, pero prácticamente la condenan a desaparecer", lamentó el representante de la federación.
Este traspaso de competencias es el principal objeto de una quincena de alegaciones al texto de Industria que la FDDC presentará la próxima semana, según se decidió en la reunión celebrada ayer en Valls (Alt Camp).
Los centenares de personas que asistieron al encuentro reflejaron la preocupación de les colles porque, aseguraron, ven en peligro su futuro si se despliega de forma restrictiva la normativa aprobada por la Unión Europea. "El Gobierno debe asumir todas las peticiones que hemos hecho. De lo contrario, los 2.000 correfocs que se celebran en Cataluña cada año terminarán por desaparecer", dijo un portavoz.
Los cambios exigidos se refieren a la obligación de establecer un perímetro de seguridad de 15 metros para lanzar petardos de cierta potencia, entre los que se engloban los empleados por los diables. También a la prohibición de que los menores de 12 años manipulen material pirotécnico, lo que dejaría en la ilegalidad celebraciones como la Patum infantil de Berga y las secciones infantiles de las colles.
Son aspectos que ya habían levantado controversia entre los diables, dado que obligan a replantear por completo la concepción tradicional de los correfocs. El Gobierno había notificado a las entidades afectadas que suavizaría las restricciones de la directiva europea para dar cabida a la tradición catalana, pero respetando el espíritu de la normativa comunitaria, que pretende, sobre todo, eliminar los riesgos para las personas.
El documento definitivo no ha satisfecho a nadie. "La modificación se ha quedado muy corta", resumió el presidente de la federación, Pep Enric. "Apenas hay cambios en los aspectos más problemáticos. Necesitamos otro texto", añadió.
En esa tarea, opinan, debe ayudar el Gobierno de la Generalitat, que se había mostrado segura de mantener este tipo de celebraciones antes de conocer el borrador del Gobierno central. "No aceptaremos una transposición de la directiva europea que ponga en riesgo nuestro patrimonio festivo", aseguró semanas atrás el consejero de Cultura, Joan Manuel Tresserres (ERC).
La federación confía en que el Departamento de Cultura también presente alegaciones al borrador del Ministerio de Industria antes del día 15, que es la fecha límite fijada.
"Lo cierto es que esperábamos más del Gobierno. Ahora no sabemos qué puede ocurrir", señaló Enric. La asociación entiende que la versión gubernamental sí se ha adaptado a otras fiestas pirotécnicas del país, como las fallas valencianas, pero desatiende las peculiaridades de los correfocs.
A su vez el Ministerio de Industria debe lidiar con el criterio de la Comisión Europea, por lo que dispone de escaso margen. El ministerio está analizando la viabilidad de calificar los correfocs como fiestas de interés popular, lo que permitiría salvar el escollo comunitario.
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