"Íbamos muy rápido, al tomar la curva hubo un frenazo y volcamos"
Mientras ayer se ultimaba la repatriación de los primeros heridos leves, que está previsto que lleguen hoy a Holanda, en el país cobraba fuerza la posibilidad de que el autobús accidentado "circulara a demasiada velocidad", según se desprendía de los relatos de los pasajeros que desde buena mañana emitieron las televisiones y radios holandesas.
"Volvíamos de la excursión, por la autopista, de noche. Al coger la curva me di cuenta de que no la cubríamos bien, que iríamos en línea recta. Íbamos muy rápido, demasiado, a 100 o 120 kilómetros por hora, y todo pasó en un segundo. Al tomar la salida, hubo un frenazo brusco, chocamos contra una valla y volcamos", relató en Calella Etzo Wilting, un joven de 25 años herido leve en una pierna. "Al chocar contra el suelo, se desató el caos. Pánico, gritos de miedo y dolor... Vi bastante gente con el brazo o la pierna rota. Busqué una ventana y logré salir por un hueco entre el autobús y el suelo. Los que estábamos mejor fuimos a la carretera a buscar ayuda, y enseguida llegaron las ambulancias", contó Wilting.
Una pareja de amigos relató el accidente a la televisión nacional holandesa, NOS: "El bus iba demasiado deprisa. A 70 o quizá 80 kilómetros por hora, cuando no podía pasar de los 40. Todos vimos venir lo que pasó". Con un brazo en cabestrillo uno de ellos, y con una mano vendada el otro, la peor parte la llevaron sus parejas. Una de las chicas sufrió múltiples fracturas y a la otra hubo que darle puntos de sutura en la cabeza, brazo y pierna por cortes de la luna de la ventana.
Diplomáticos movilizados
Los diplomáticos holandeses destacados en España se pusieron en marcha con rapidez. Jan-Jaap van de Velde, cónsul en Barcelona, pasó el día visitando a los heridos en los hospitales. El cónsul elogió "la pronta respuesta de las autoridades catalanas, que han actuado con gran profesionalidad", señaló.
También el embajador holandés en Madrid, J. G. van Hellenberg Hubar, se trasladó de inmediato al lugar del siniestro. Los diplomáticos holandeses no sabían cuándo serían repatriados los cadáveres. Con el Parlamento y la reina Beatriz de vacaciones, el ministro holandés de Justicia, Ernst Hirsch Ballin, se encargó de transmitir "la honda preocupación" del primer ministro democristiano, Jan Peter Balkenende, por el accidente. La soberana, por su parte, dijo sentirse "muy preocupada por el terrible suceso", por las víctimas y "por los suyos", según el servicio de información del Estado.
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