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Ricardi, tras 13 años en prisión, ya es inocente

El Supremo anula la sentencia que le atribuyó una violación que no cometió

Se esperaba, pero finalmente ayer el Tribunal Supremo le dio marchamo de legalidad. El portuense Rafael Ricardi, el hombre que permaneció en prisión durante 13 años por un delito de violación que no cometió es desde ayer oficialmente un ciudadano libre. El alto tribunal ha anulado la sentencia que de forma injusta le atribuyó el delito. "Me han robado 13 años de mi vida y eso no hay quien lo cambie", decía ayer.

Él lo negó todo desde el principio, pero la mujer agredida le identificó como el autor. Luego se conoció la terrible coincidencia. El verdadero violador, Fernando Plaza, correspondía a la misma descripción de Ricardi, "bajito y gordito", según la víctima.

Es un hombre de carácter serio, tímido, fornido. El pasado verano salió en libertad condicional, después de que unos análisis de ADN reconocieran "con contundencia y rotundidad" a los verdaderos autores de la agresión, ocurrida en 1992. Según la sentencia que dictó ayer la Sala de lo Penal del Supremo "existen nuevos elementos de prueba que permiten acreditar de modo indubitado la inocencia del acusado". El texto asegura que se han identificado en los restos de semen perfiles genéticos que coinciden con certeza "casi total" con los correspondientes a uno de los sospechosos, y con menos índice de probabilidad con el otro, mientras que no se han detectado restos de ADN que coincidan con Ricardi.

Reclamará ahora una compensación económica al Estado por el error

Éste espera de la sociedad que ha sido injusta con él una compensación. Recuerda que su actual situación es el fruto de más de una década en la que no se ha podido "buscar la vida". "Me deben dar algo, me lo deben", reflexionaba en voz alta. Por eso la abogada de la ONG Pro Derechos Humanos de Andalucía que ha defendido su caso, Antonia Alba, ha anunciado su intención de reclamar una compensación económica al Estado por el error. "Sin duda. 13 años de prisión injusta y uno más en libertad condicional como preso común le dan derecho claramente a una indemnización del Estado", afirma la letrada. Con todo, Ricardi sabe por experiencia propia que estos procesos van "despacio" y advierte que lo primero será "conocer la letra chica de la sentencia" del Supremo. De hecho, el Supremo es muy claro en su fallo al reconocer "el palmario y ostensible error".

Ricardi ha logrado rehacer parcialmente su vida. Ha encontrado una pareja, una mujer de la vecina localidad de Rota, y esperan un bebé. Al principio ocupaba sus días de libertad paseando por las playas de El Puerto "para respirar" pero ahora reconoce que a la alegría de la libertad se suma la carga de la responsabilidad.

Como la de muchos otros, la suya es la lucha del paro. Y sufre una incapacidad física que le limita el acceso a un trabajo. "Me quedan seis meses de ayuda por desempleo. Cuando termine, ¿con qué pago la casa?", se pregunta. Quiere pedir ayuda al alcalde de El Puerto. Pero, sea como fuere, dice que el de ayer fue un día de alegría. Conoció la sentencia por la llamada de una emisora de radio. "Lo esperaba, pero no he podido evitar emocionarme", declaró.

Rafael Ricardi, en el Puerto de Santa María.
Rafael Ricardi, en el Puerto de Santa María.EDUARDO RUIZ

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