El Gobierno británico llama a la calma tras prever 65.000 muertos
Las llamadas a la calma de las autoridades médicas se sucedieron ayer en el Reino Unido después de conocerse el jueves que el Gobierno calcula para el próximo invierno hasta 65.000 muertes por la nueva gripe, que ya se ha cobrado la vida de 29 personas. El presidente de la Asociación de Médicos Británicos, Lawrence Buckman, dijo que el Gobierno debe dar toda la información posible, pero al mismo tiempo subrayar el carácter leve de la pandemia.
Reino Unido es el país de la Unión Europea que ha registrado el mayor número de muertes por el virus H1N1 y en el que más personas han resultado infectadas, con 55.000 casos. "Si el ritmo de contagio actual se mantiene, para principios de septiembre, el 30% de la población podría experimentar síntomas de la nueva gripe", informó el jueves el ministerio de Salud en un documento publicado en su página web.
La predicción de 65.000 muertes se basa en una tasa de mortalidad del 0,35% de las personas infectadas, según el documento del Ministerio de Salud. "La experiencia nos dice que en los países que han registrado muertes por gripe A, la tasa de muertes es del 0,1%, pero no podemos descartar una ratio del 0,35% en Reino Unido con base en los datos nacionales", explica el documento del Gobierno.
"Estos cálculos no deberían crear pánico", dijo Steve Field, presidente del Real Colegio de Médicos, a BBC Radio, "la gente debería entender que este tipo de predicciones se hacen anualmente por la gripe común". Cada año muere una media de 6.000 personas por gripe común en el Reino Unido. Entre 1999 y 2000 fallecieron 21.000 personas víctimas de esta enfermedad.
Plan de contingencia
Las autoridades de Inglaterra -la región más afectada por las infecciones- anunciaron que el Servicio Nacional de Gripe, un plan de contingencia cuya puesta en marcha había sido pospuesta hasta otoño, entrará en funcionamiento en menos de una semana para aliviar la presión que están soportando los hospitales y las consultas de los médicos de cabecera. Este servicio proveerá directamente los medicamentos a quienes los soliciten por teléfono o Internet.
Entre los 29 fallecidos figura una mujer de 39 años que dio a luz poco antes de morir por la enfermedad en un hospital londinense y cuyo hijo prematuro lucha en estos momentos por su vida. Otra de las últimas víctimas -12 en sólo cuatro días- es un bebé de seis meses que murió en otro hospital de Londres.
"Es importante situar estas muertes en perspectiva", dijo ayer Simon Tanner, director de salud pública en Londres; "en todos los casos, los pacientes tenían problemas de salud. La mayoría de los enfermos presentan síntomas leves y se han recuperado en pocos días".
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