Errores y política
La enfermera del Gregorio Marañón, ¿víctima o culpable? Con estas ocho palabras lo digo todo y, al mismo tiempo, llamo la atención al que dude de la capacitación de una enfermera capaz de introducir leche en la vena del pequeño Ryan. ¿Es que es una inútil? ¿Lo hizo aposta? ¿Quién tiene la culpa? ¡Que dimita todo el mundo!
Pero yo escribo esta carta para reivindicar lo que con esta negligencia fatal ha puesto de manifiesto la enfermera. La no creación de especialidades de puestos de trabajo que se llevan desempeñando en la realidad desde hace mucho tiempo. Y, como médico de emergencias, suplico que de una vez por todas sea reconocido el trabajo que realizamos cada día y cuyo precio son vidas humanas como la de Ryan. No pedimos un título que justifique nuestra vida laboral, no. Pedimos una formación reglada para luego estar seguros de que en nuestra porción de usuarios vamos a ser atendidos por compañeros debidamente formados y no escogidos a ciegas de las bolsas de trabajo para cubrir las vacantes que nadie quiere en vacaciones.
Imagino que esta chica ha muerto como enfermera, pues va a ser incapaz de volver a poner una vía en su vida del trauma que ha sufrido. Pero ¿quién tiene la culpa en este juego de muñecas rusas? ¿La más grande, es decir, el Gobierno, que se niega a formar personal especialista? ¿La mediana, que sería la Consejería de Sanidad, permisible en contratos basura de personal dudosamente cualificado? ¿O la más pequeña, que sería su gerente? ¿O acaso su supervisora? Al final, la cabeza de turco es una enfermera anónima cuya responsabilidad la supera. ¿Cuántos Ryan tienen que salir a la luz para que se tome en serio el Gobierno la formación especialista del personal sanitario?- Ana Caravaca Caballero. Médico de emergencias de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Las enfermeras elegimos nuestra profesión porque queremos salvar vidas, curar y reducir el dolor y el sufrimiento de los enfermos. Pero somos humanas. Y cuando cometemos un trágico error, al dolor por la muerte de Ryan, al indescriptible sufrimiento de Mohamed y de toda su familia, se suma la oscuridad y la confusión de nuestra vida profesional y personal.
La absurda y terrible contradicción de haber generado un daño irreparable cuando trabajábamos por ayudar a crecer a Ryan y que pudiera ser la alegría y el consuelo de su familia. Somos humanas y, aunque eso no te consuele, necesitaba decírtelo.- Mª Victoria Antón Nárdiz. Enfermera. Madrid.
Carmen Flores es la presidenta de la asociación El Defensor del Paciente. Sus críticas a la gestión sanitaria del Gobierno de Esperanza Aguirre recibieron una querella como respuesta por parte del consejero de Sanidad y de la presidenta madrileña. La asociación denunciaba, en un comunicado, que se estaba jugando con la vida de los pacientes: falta de medios materiales, técnicos y humanos; demoras diagnósticas, terapéuticas y de las listas de espera; trato deshumanizado; suciedad de unas instalaciones hospitalarias que provocan infecciones que llevan a los pacientes a la muerte...
Según El Defensor del Paciente, la Comunidad de Madrid es la más denunciada y condenada de España por fallecimientos y lesiones graves. Para Esperanza Aguirre es la mejor del territorio nacional, aunque cada vez sean más los que piensan lo contrario. La sanidad madrileña está enferma, muy enferma. Las negligencias médicas pueden acabar con una vida: las políticas pueden terminar con un derecho de todos.
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