Sólo 35 de los 86 municipios donde ETA ha matado honran a sus víctimas
El Ararteko refleja la "victimización cronificada" de amenazados y extorsionados
ETA ha cometido asesinatos a lo largo de su historia en 86 de los 250 municipios vascos. Pese a haberse visto sacudidos directamente por uno o varios, a veces decenas, de los atentados mortales de la banda terrorista, sólo 35 de ellos han impulsado iniciativas concretas para mostrar el rechazo y honrar a las víctimas. El resto, según se deduce de un informe presentado ayer por el Ararteko, Iñigo Lamarca, ni siquiera ha adoptado acciones tan sencillas como la incorporacón del lema ETA No-ETA Ez a sus impresos o fachadas; mucho menos levantado monolitos, colocado placas o dedicado calles, plazas o equipamientos públicos a su memoria. Lamarca señaló a esos ayuntamientos pasivos o indiferentes a los asesinatos cometidos en su suelo como la demostración de que "queda mucho por hacer", Hay que precisar que los municipios donde sí se han realizado acciones en memoria de las víctimas, entre los que se cuentan las tres capitales, Vitoria, Bilbao y San Sebastián, y grandes ayuntamientos como Barakaldo, Portugalete, Irún, Eibar o Renteria, reúnen a la mayor parte de la población de Euskadi.
Un informe de 750 páginas enjuicia la acción institucional con las víctimas
Sugiere que los amenazados lleven a las aulas su "espíritu de superación"
El informe se ha realizado contrastando la normativa internacional, española y vasca con las medidas adoptadas por la administración local. Se refiere a las víctimas de cualquier terrorismo, pero la mayoría lo son de ETA, único grupo activo desde 1985, año del último asesinato del GAL.
El exhaustivo informe, de 750 páginas y titulado Atención Institucional a las Víctimas del Terrorismo, deja malparada a la mayor parte de los ayuntamientos de la comunidad autónoma, muchos de los cuales (el 25%) ni siquiera se han tomado la molestia de responder al cuestionario de la institución que dirige Iñigo Lamarca, pese a los reiterados requerimientos que se les han dirigido. Se trata de una actitud "totalmente lamentable y criticable", dijo Lamarca, que lleva implícito, a su juicio, el reconocimiento de que "no han hecho nada". El cuestionario preguntó también por las acciones para extender el reconocimiento y la solidaridad con las víctimas: 78 de los municipios que han respondido han realizado alguna, frente a 81 que no lo han hecho.
Otro tanto ocurre con la eliminación de pintadas y carteles ofensivos para las víctimas (el 43% declara realizarla) y con la prohibición de actos atentatorios a su dignidad o memoria. Sólo se han llevado a cabo en siete ayuntamientos, entre ellos el de Bilbao. Otro tanto ocurre con la supresión de los nombres de espacios públicos que recuerdan a mimebros de ETA. Sólo uno, Zizurkil, eliminó los suyos.
El informe valora la mejora "evidente" de los últimos años. Cree "esperanzador" que el compromiso institucional y social aumente y que ya "nadie conciba que se pueda crear una memoria colectiva que olvide a las víctimas". El Ararteko, Iñigo Lamarca, cifró en más de mil las víctimas mortales del terrorismo, en 16.000 las personas heridas y en 42.000 las que vivcn bajo amenaza, coación o extorsión. Sobre éstas últimas víctimas de ETA, mucho más ocultas, versa uno de los diez capítulos del extenso informe. En él se señala que esas personas sufren "una situación excepcional de victimización anticipada, cronificada" porque todos los asesinados o heridos pertenecían previamente a alguno de los colectivos amenazados. Viven, por tanto, bajo riesgo de muerte y con una limitación importante de su libertad, cosas ambas de repercusión altamente negativa en el plano psicológico, en su vida de familia y laboral, en su tiempo libre y en su intimidad, por la obligación de llevar protección, señala el estudio.
Las entrevistas realizadas a 16 personas en esa situación -cuyas confesiones y reflexiones más relevantes se recogen- revelan diferentes actitudes y grados de adaptación al sufrimiento. Pero en todos los casos el informe considera que se trata de "victimizaciones muy graves", con "extensas vulneraciones" de derechos humanos. Todas ellas son irrecuperables, destaca: aunque cesara el terrorismo, el tiempo que han pasado en esa situación ya no volverá.
El informe sugiere que un futuro archivo oral recoja sus testimonios y considera a los amenazados y extorsionados un activo valioso para trasladar a las aulas la conciencia contra la violencia y transmitir en ellas su capacidad de superación. A estas víctimas, resalta el estudio, "les resulta muy difícil asimilar el abandono social e institucional" y lo que reclaman son "compromisos concretos que vayan a la raíz del problema", a la "verdad política" de que están amenazadas "por simbolizar la .pluralidad de la sociedad vasca". Se trata, dice, de "romper la tendencia de aceptar las cosas tal y como nos las imponen injustamente".
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