El PNV juega fuerte
Cuando la actualidad política está dominada por casos tan sórdidos como la trama Gürtel, que tiene paralizado a Mariano Rajoy y, en consecuencia, a su partido, o las desventuras en la casa grande de los espías españoles, es reconfortante que de pronto irrumpa en escena una iniciativa de envergadura, de las que dan sentido al juego de tácticas y estrategias propio de los partidos políticos. Me refiero al ofrecimiento que el PNV, que parece haber superado rápidamente su postración postelectoral, ha hecho al lehendakari, Patxi López, de negociar un pacto de estabilidad institucional. Los que quieran minimizar la propuesta apelando al miedo del PNV a perder la Diputación de Álava se equivocan. El PNV juega fuerte con un objetivo principal: evitar que el sistema que ha trenzado durante 30 años de Gobierno sufra alteraciones excesivas. Es decir, el día que regrese no quiere encontrarse el campo de juego demasiado cambiado.
El PNV quiere un puesto en la partida para no dar tiempo a que cambien cosas
Tentando a Patxi López con un pacto de legislatura, el PNV marca muchos puntos con una sola jugada. Recupera visibilidad, en un momento en que el buen hacer del lehendakari había hecho que el nuevo Gobierno vasco conquistara rápidamente la normalidad. Se carga de razones para la confianza, al demostrar que, por su cultura de partido de Gobierno, prefiere colaborar con la gobernabilidad del país, en vez de lanzarse a minar al PSOE con una oposición sin contemplaciones. Despierta las potenciales contradicciones entre PSOE y PP, que si el PNV sabe catalizarlas, pueden estallar en cualquier momento. Prefigura en el imaginario social una hipótesis de futura coalición PSOE-PNV que, como es sabido, es la preferida del electorado vasco. Emite señales claras tanto para Zapatero como para Rajoy, recordándole al presidente que el PNV sigue estando allí. Huye de cualquier confusión si ETA agudiza su campaña contra el nuevo Gobierno vasco. Demuestra que tiene capacidad para salir rápidamente del resentimiento, porque desplazado Ibarretxe se acabó la rabia. Busca hacerse necesario para que algunas de las reformas que el Gobierno vasco ha emprendido no se hagan irreversibles. Y, sobre todo, pone a Patxi López en la tesitura de tener que dar una respuesta a una oferta que "suena bien" pero que, como todo órdago político bien hecho, está cargada de veneno.
Dicho de otro modo, el PNV ha introducido un factor de complicación en la política vasca. Y lo ha hecho al revés de lo que nos tenía acostumbrados en los últimos años. En vez de inventar la enésima huida hacia delante, que sólo hubiera servido para añadir confusión y tensión, se ofrece para contribuir al buen gobierno del país.
Patxi López tendrá que hilar fino. Obviamente, el PP convertirá cualquier aproximación del PSE al PNV en una declaración de guerra y un motivo para retirar su apoyo al Gobierno. Para el PP no hay término medio: o se autojustifica como garante del españolismo del Gobierno de Patxi López o rompe los acuerdos y se lanza a una nueva campaña contra un PSOE entregado a los nacionalismos periféricos y tonto útil de la destrucción de España.
Patxi López, juega con la ventaja de la posición, pero necesita enfriar la propuesta y tratar de imponer un ritmo lento. En la paciencia puede estar el punto de encuentro entre socialistas y nacionalistas. El lehendakari no tiene ahora mismo ninguna razón para cambiar de alianza. Su Gobierno se ha consolidado. El País Vasco lo ha asumido con normalidad. Y es bueno que pueda gobernar con manos libres para deshacer las cronificaciones excesivas fruto de tantos años de Gobierno de un mismo partido. Pero se acercarán las elecciones españolas, se tensará la vida política y la calma entre populares y socialistas vascos será más difícil de mantener. Con la oferta del PNV, Patxi López frena las tentaciones ventajistas del PP, que tiene la supervivencia del Gobierno en sus votos. Y sabe que tiene una opción alternativa si la actual alianza flaquea. La pregunta es: ¿está dispuesto el PNV a esperar el tiempo que sea necesario para recomponer la situación o la maniobra busca una respuesta rápida y un cambio de alianzas en breve, para frenar el cambio de cultura que Patxi López ha puesto en marcha? De momento, la oferta del PNV equivale a una evaluación positiva del lehendakari. El PNV le ve fuerte y quiere un puesto en la partida, para no dejar tiempo a que cambien demasiadas cosas.
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