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Reportaje:Una crucial gira para Obama

Putin tensará la cuerda negociadora

Las armas nucleares, la crisis y la energía, los temas clave de la cita en Moscú

Pilar Bonet

La visita de Barack Obama a Moscú da a EE UU y a Rusia una oportunidad para comenzar a desencallar sus relaciones, profundamente deterioradas durante la presidencia de George W. Bush. El esbozo de un acuerdo de desarme nuclear estratégico para sustituir al START 1, que vence en diciembre, es por razones de calendario el asunto más urgente de una amplia agenda con vocación modernizadora, que para convertirse en realidad necesita del establecimiento de un clima de confianza entre las dos superpotencias de la Guerra Fría.

Estados Unidos y Rusia, que en conjunto reúnen más del 95% de los arsenales nucleares del mundo, discrepan en muchos puntos, desde el escudo antimisiles a la percepción de amenaza del programa nuclear de Irán o el concepto de esferas de influencia. Sin embargo, se necesitan mutuamente para abordar los retos globales: la reducción nuclear, la lucha contra el terrorismo, la crisis económica y los recursos energéticos.

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Para el nuevo acuerdo de desarme quedan aún problemas como procedimientos de verificación, contabilidad y neutralización de cabezas nucleares. Además, a Rusia no le basta con la reducción de arsenales, sino que quiere también ver disipada su inquietud por la instalación en las inmediaciones de sus fronteras del escudo antimisiles. Es previsible, pues, que vuelvan a circular propuestas análogas a las formuladas por Vladímir Putin cuando era presidente para colaborar en el desarrollo de una defensa antimisiles conjunta con elementos en territorio ruso. Medvédev, que ya se reunió con Obama en abril en Londres, ha querido subrayar su disposición al diálogo y, con motivo de la fiesta nacional norteamericana, ha expresado su esperanza de que en Moscú "se logren resultados concretos que deben abrir nuevas perspectivas de desarrollo de nuestras relaciones". Los presidentes firmarán un memorando de entendimiento, un "documento de carácter político y no jurídico" para orientar las negociaciones del tratado que deberá sustituir al START I, según el asesor presidencial Serguéi Prijodko.

En los últimos años, el antiamericanismo se ha fortalecido en Rusia en parte con la ayuda de los medios de comunicación estatal. Según una encuesta del centro Levada, el 57% de los rusos opina que las relaciones no han mejorado desde la llegada de Obama al poder, y un 56% cree que Rusia no debe recortar sus arsenales nucleares si EE UU persiste con el escudo antimisiles.

El sentimiento de fortaleza acosada y de haber sido engañado en el pasado es tan fuerte en Rusia que el Kremlin desea declaraciones vinculantes sobre la defensa antimisiles, las esferas de influencia y la no ampliación de la OTAN. En víspera de la visita, expertos norteamericanos participantes en debates en Moscú alegaban que Obama acepta muchos argumentos rusos, pero que no está en condiciones de asumir compromisos. "Rusia pondrá a prueba al nuevo Washington. No sólo las intenciones de Obama, sino de lo que realmente es capaz", dice el politólogo Gleb Pavlovski.

Rusia quiere una nueva arquitectura de seguridad que le permita participar en la toma de decisiones en el continente euroasiático. Las necesidades de EE UU en Afganistán pueden reforzar la causa rusa. A cambio de un mayor apoyo de Moscú para el tránsito militar de la OTAN y el mantenimiento de instalaciones en Asia Central, Washington puede tener que reconsiderar sus reticencias ante entidades como la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva o la Organización de Cooperación de Shanghai (OCSH).

La cumbre de Moscú se diferenciará de otras cumbres ruso-norteamericanas por el carácter asimétrico del evento, ya que Obama tendrá como interlocutores por separado a Medvédev y a Putin, y su atención por los dos miembros del tándem que dirige el destino de Rusia se complementará con el simbólico gesto de reunirse con el ex presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov. Los politólogos rusos ven analogías entre los jóvenes presidentes, aunque éstos han llegado al poder por métodos muy diferentes. El comentario de Obama sobre Putin, en el sentido de que éste tiene una pierna en el pasado y otra en el futuro, ha picado al primer ministro. "No sabemos mantenernos patiabiertos. Permanecemos firmes sobre nuestras piernas y siempre miramos hacia el futuro", dijo Putin.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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