Glorias y miserias de Jacko en Internet
Harvey Levin, el manager de la página de cotilleos de tmz.com (propiedad de AOL -America On Line-) era hasta las cinco y veinte minutos del 25 de junio, hora de Los Ángeles, un hombre sin rostro, encargado de que su página tuviera material fresco, siempre a rueda del barullo que genera el estrellato, que en Estados Unidos abunda.
Levin es ahora uno de los nombres más reclamados por los medios de comunicación más importantes del mundo: la web que gestiona fue la primera en informar de la muerte de Michael Jackson, y eso le ha asegurado a él y a la empresa para la que trabaja sus 15 minutos de fama reglamentarios. Sus primeras declaraciones no han sido muy sorprendentes: "Todo empezó con una llamada. No lo hubiéramos anunciado si no hubiéramos estado seguros".
La tormenta cibernética que ha causado la muerte de Jackson ha puesto del revés Internet: Twitter ralentizó sus servicios hasta la exasperación debido al tráfico humano tratando de postear sobre Jacko; YouTube vio como las visitas a los videoclips del ídolo caído se disparaban y los sitos más famosos de los Estados Unidos, especialmente los de los periódicos más populares, se frotaban las manos al mismo tiempo que sus visitas se multiplicaban por cien.
El popular bloguero Perez-Hilton, uno de los personajes más venenosos que circulan por la red, afirmaba en un texto -después retirado- con el cadáver aun caliente: "No me lo creo, lo dudo mucho. Jackson ya montó algo semejante en el 95, también coincidiendo con su vuelta a los escenarios". Perez-Hilton fue el primero (aunque, probablemente, el miedo a una demanda millonaria le ayudó a pulsar el botón de borrar) y poco después empezaron a hacerse visibles los portadores del estandarte de la conspiración: en yahooanswers algunos especulaban con la posibilidad de que el rey siguiera vivo y hasta un anónimo afirmaba, con no poca acidez, que "efectivamente, está vivo: en una isla con Bruce Lee y Elvis Presley".
En digitalspy, la famosa web británica de chismorreo, muchos de los foreros ya habían elaborado una rocambolesca teoría en la que Michael Jackson se había cambiado el rostro, cogido la pasta de sus conciertos en Londres y echado a volar, no sin antes fingir su muerte con la complicidad de su familia. En la web del Huffington Post, digno representante de "la prensa seria", un magnífico analista político, Andy Ostroy, se marcaba un bonito homenaje, pidiendo compasión en lugar de la siempre funesta ceremonia de arrojar barro al fallecido. No había allí conspiraciones ni evasiones a rostro cambiado.
Tampoco las veía Neil McCormick en la página del Telegraph, donde escribía una excelente pieza en la que se combinaban las diatribas contra la acelerada vida privada del ídolo con las alabanzas para su talento artístico.
Pero a pesar de todo esto, de las erráticas teorías, de la palabrería que inunda Internet, la parte práctica del fan (ser humano al fin y al cabo) es la que ha imperado en estas últimas horas. Por eso, una de las preguntas más habituales en los foros de fans es: "¿Y cómo puedo recuperar el dinero de mi entrada?".
Babelia
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