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Obama reabre el diálogo con Siria

Washington repone a su embajador en Damasco para empujar las negociaciones de paz en Oriente Próximo - La decisión tendrá efectos en Líbano, Irán e Irak

Antonio Caño

Con la decisión de reponer el cargo de embajador en Siria después de más de cuatro años vacío, el Gobierno de Estados Unidos mueve una pieza muy importante dentro de su nueva estrategia en la búsqueda de una solución al conflicto de Oriente Próximo. Este gesto, probablemente vinculado a otras acciones futuras, reabre oficialmente la comunicación con Siria, facilita el diálogo entre Siria e Israel y puede tener repercusiones en Líbano, Irán, Irak y en los territorios palestinos. La decisión de nombrar un embajador en Damasco le fue comunicada oficialmente por el Departamento de Estado el martes por la noche al embajador sirio en Washington, Imad Mustafá, según confirmaron ayer fuentes diplomáticas norteamericanas.

Bush retiró a sus diplomáticos en 2005 tras el asesinato de Hariri

El Gobierno estadounidense no ha anunciado todavía el nombre de su enviado ni es probable que lo haga de forma inmediata. Pero un portavoz oficial ha asegurado que el presidente Barack Obama tiene la voluntad de normalizar las relaciones con Siria "por el papel central que ese país ocupa de cara a la consecución de la paz en la región".

Esta medida, que sin duda satisface a Damasco, representa en cierta medida la reincorporación de Siria al grupo de países tolerables después de un largo periodo en la lista de las naciones condenadas por George Bush. El ex presidente ordenó la retirada del embajador en 2005 en protesta por el asesinato del primer ministro libanés Rafik Hariri, en el que tanto Estados Unidos como gran parte de la comunidad internacional creyeron ver la mano del régimen sirio.

Siria ha ejercido durante décadas un férreo control, militar en ocasiones, sobre Líbano, cuya independencia no reconoce. Junto a Irán, actualmente apoya al partido islámico Hezbollah, que fue derrotado en las recientes elecciones legislativas. El papel de Damasco resulta, por tanto, fundamental para que esas elecciones puedan dar paso a un periodo de estabilidad en Líbano.

También en compañía de Irán, el Gobierno sirio es un firme valedor del movimiento palestino Hamás, que ejerce la autoridad en el territorio de Gaza. Esa coincidencia de intereses regionales ha convertido a Siria e Irán en dos grandes aliados, pese a que el primero es un influyente régimen suní y el segundo es el mayor feudo chií.

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Además, Siria ha participado en varias ocasiones —la última, el año pasado, por mediación de Turquía— en conversaciones de paz con Israel, que ocupa el territorio sirio de los Altos del Golán, y tiene la responsabilidad en la vigilancia de su frontera con Irak, por donde se han infiltrado durante años terroristas que atacaban a las tropas norteamericanas. Es evidente por tanto que, de una forma u otra, Siria se entrecruza en el destino de Oriente Próximo.

Por esa razón, la recuperación del diálogo con Damasco fue uno de los primeros objetivos que se marcó el enviado especial norteamericano a esa región, George Mitchell, y el primer fruto visible de su gestión. Mitchell se entrevistó hace 15 días en la capital siria con el presidente de ese país, Bashar al-Assad, probablemente para ultimar los detalles de la noticia dada ayer a conocer. Antes de Mitchell, un funcionario del Departamento de Estado, Jeffrey Feltman, y otro de la Casa Blanca, Daniel Shapiro, visitaron Damasco en varias ocasiones. "No tenía sentido no poder hablar con las autoridades en Damasco, era una política que no contribuía a nuestros intereses", explicó un portavoz estadounidense. Washington confía, no obstante, en que el Gobierno de Assad responda a ese gesto con una actitud más colaboradora. "Esta decisión va unida a nuestra esperanza de que el Gobierno de Siria juegue un papel constructivo en la promoción de la paz y la estabilidad", reclamó la misma fuente.

Como todo en esa zona del mundo, puede pasar algún tiempo hasta que el cambio sea visible. "Es todavía pronto para hablar de un cambio radical en las relaciones, pero sí podemos hablar de avances pequeños pero consistentes", declaró el embajador Mustafá.

La reposición del embajador norteamericano se produce en un momento especialmente agitado en la región, en medio de la crisis desencadenada en Irán por las sospechas sobre los resultados electorales y coincidiendo con los esfuerzos renovados de Washington para resucitar las negociaciones entre palestinos e israelíes.

La bandera estadounidense ondea en la azotea de la legación en el centro de Damasco.
La bandera estadounidense ondea en la azotea de la legación en el centro de Damasco.AFP

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