"Lo nuestro no tiene nada que ver con lo de Guantánamo"
Un palestino al que Israel echó por terrorista en 2002 relata su vida en España tras un pacto similar al que busca EE UU
Ahmed Hemanreh relata las extrañas circunstancias de su vida en un castellano perfecto. "La primera palabra que vi en español fue 'salida' en el aeropuerto de Barajas", recuerda. De eso hace ya siete años. Es el tiempo que ha pasado desde que llegó a España con otros dos combatientes palestinos en virtud de un acuerdo de la UE para acoger a 13 de esa nacionalidad a los que Israel consideraba miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, tras encerrarse 39 días en la Basílica de la Natividad, en Belén.
Hemanreh ya no está vigilado permanentemente, como cuando llegó a España. Tampoco tiene que ir todos los lunes a comisaría. Pero dice que aún no es dueño de sus movimientos porque entonces haría ya tiempo que estaría de nuevo en Palestina. "Luchando por la libertad de mi pueblo". El delegado de Palestina en España asegura que su caso "no tiene nada que ver" con el de los presos de Guantánamo.
"Al principio, me vigilaba la Guardia Civil. Puedo viajar, pero no a casa"
Ahmed vive en Almazán, a pocos kilómetros de Lubia, el pueblo de Soria donde pasó encerrado sus primeros días en España. Le acompañan su mujer y sus dos hijos, de cinco y dos años, ambos nacidos en España. "No sé bajo qué ley estoy. Me dieron una tarjeta de residencia por circunstancias excepcionales y tengo que renovarla anualmente. Todos los meses recibimos una paga de 500 euros y otros 500 más para el alquiler. Hasta hace algo más de un año, no tuve permiso de trabajo. En Galicia he estado trabajando como comercial en una cooperativa de alimentación", explica. "No tiene mucho que ver con mis estudios. Soy licenciado en Ciencias Políticas y Económicas".
Reconoce que su situación ha mejorado poco a poco y es "optimista". "Cuando llegamos, nos llevaron a una casa forestal en Lubia vigilados por la Guardia Civil [el dispositivo de seguridad costaba 16.000 euros al día]. No nos podíamos mover, pero el trato era bueno. Precisamente ayer vino por el pueblo uno de los agentes, que es amigo. Después estuve año y medio más teniendo que ir todos los lunes a la comisaría. A los dos años de estar aquí pude empezar a viajar y visité a compañeros deportados a Portugal y a Italia. Pero aún no soy libre del todo", repite. "Y mi sitio no es este. Debo estar en Palestina. Israel no me permite regresar a mi tierra y eso es muy duro. Si yo no puedo volver para luchar por mi pueblo, lo hará mi hijo".
Cuando le preguntan a qué se refiere con "lucha", Ahmed responde con otra pregunta: "¿Cómo se defiende cualquier pueblo de la ocupación? ¿Qué hicieron los españoles cuando les invadieron los franceses?". Y enseguida añade: "No somos terroristas. Somos gente de paz que defiende su tierra y que quiere vivir en libertad, no sometida a los soldados israelíes. Mi abuelo vivió bajo esa ocupación, mi padre también y yo deseo que mi hijo no".
Sus dos hijos y su mujer están ahora en Palestina, porque ellos sí pueden visitar al resto de la familia. "Les retuvieron 10 horas en la frontera y tiraron toda su ropa", asegura Ahmed, que desde que llegó a España habla con su familia en Belén "todos los días". No tiene mucho contacto con los otros dos palestinos que recalaron en Zaragoza, pero asegura que no ha podido olvidar lo que les trajo a los tres a España, el encierro en la basílica de Belén. "Fueron los 39 peores días de mi vida. Mataron a compañeros delante de nosotros. Se llevaron sus cuerpos en bolsas de plástico. Nunca podré olvidar eso. 39 días sin comida, ni agua. Perdí 16 kilos en el encierro. Lo organizamos para salvar a nuestra gente después de que dos niños hubieran muerto porque no había leche. Los israelíes acabaron con todo. No había medicinas, ni alimentos. Teníamos que defendernos".
El delegado general de Palestina en España, Musa Amer Odeh, repite que ni Ahmed, ni Ibrahim Musa, ni Aziz Abayat, los tres activistas acogidos en España, son terroristas, e insiste en que el acuerdo con EE UU para acoger a presos de Guantánamo "no puede compararse" al pacto con la UE para traer a 13 de los 123 palestinos que se encerraron en la basílica de Belén. "No son terroristas, son huéspedes de España, y víctimas del terrorismo de Israel", dice con contundencia. "Israel está incumpliendo el acuerdo con la Unión Europea porque no les permiten volver a sus casas".
Un portavoz del Ministerio del Interior explica, sin embargo, que en un principio fueron acogidos en España como "desplazados" y más tarde bajo "protección subsidiaria", un estado muy parecido al de refugiado, y que es esa condición legal las que les impide regresar a Belén. "Se le otorga a alguien que está perseguido en su país, así que sería ilógico permitir devolverles", explicaron fuentes del ministerio.
El Gobierno ha comenzado a estudiar la fórmula jurídica para acoger a cuatro presos de Guantánamo. El Consejo General de la Abogacía se ha apresurado a asegurar que deberán ser regularizados y, si no pesa acusación sobre ellos, serán "ciudadanos libres".
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