El misterioso ladrón del borsalino

La policía francesa busca en sus archivos por si aparece el rostro del atracador que el sábado, solo, armado con una pistola con silenciador y su propia determinación, desvalijó la mítica joyería Chopard, situada en el número 1 de la no menos mítica plaza Vendôme, uno de los rincones más exclusivos de París. El atracador accedió a eso de las tres de la tarde al interior del establecimiento haciéndose pasar por un cliente gracias a su aspecto impecable: moreno, de unos 40 años, vestido con un traje impoluto y tocado con un sombrero borsalino.

Una vez dentro, muy tranquilo, sacó de la americana una pistola con silenciador y en un francés sin acento reclamó al personal de la joyería la mercancía que se exhibía en los escaparates. Todo transcurrió muy rápidamente, en menos de dos minutos. Tan rápidamente que, según afirmó el sábado un miembro de un sindicato policial, el atracador ni siquiera se llevó todo lo que guardaban las vitrinas para escapar cuanto antes. Los tres empleados le entregaron una docena de joyas y relojes por valor de 6,6 millones de euros. El hombre del borsalino metió todo en una bolsa y salió.

Se esfumó a pie por la calle Saint Honoré, perdiéndose en la nube de turistas y paseantes que a esas horas llena esa parte de la ciudad. Sin correr. Sin ningún cómplice que le ayudara a escapar, por lo menos en los primeros metros de fuga. Sin llamar la atención. Los empleados de la chocolatería Godiva, situada enfrente de la famosa joyería Chopard, aseguraron no haber notado nada durante los dos minutos que duró el incidente.

Ahora, la brigada especial encargada de este tipo de atracos trata de identificar al ladrón a base de las grabaciones efectuadas por las cámaras de seguridad de la joyería y de los testimonios de los empleados.

En principio, y según aseguraba ayer Le Journal du Dimanche, el atracador no tiene nada que ver con la famosa banda de ladrones especializados en desvalijar joyerías conocida como Los Panteras Rosas, compuesta por cerca de 300 hombres originarios de Europa del Este, en su mayoría ex militares. Su método de trabajo es distinto del empleado por el atracador del sábado, ya que no dudan en emplear la violencia y no actúan en solitario.

Hay policías que atribuyen a esta banda el espectacular robo que se produjo el pasado 4 de diciembre, también en París, en la joyería Harry Winston. Cuatro hombres, dos de ellos disfrazados de mujeres con pelucas rubias, se llevaron de esta joyería un botín de 85 millones de euros.