Magna alcanza un acuerdo para rescatar Opel
La canadiense se hará cargo de la filial de General Motors con apoyo público
La crisis de Opel, de la que dependen unos 55.000 trabajadores en una docena de países europeos, entra en vías de solución al alcanzar el Gobierno alemán, en la madrugada de hoy, un acuerdo con el grupo canadiense Magna para adquirir la filial de General Motos en Europa, confirmaron a France Presse fuentes gubernamentales. El otro aspirante, Fiat, decidió retirase de las negociaciones para "no tener que correr riesgos innecesarios". La cuestión de fondo es cuál será el impacto del acuerdo industrial y financiero sobre el empleo en los distintos países.
"Sería una buena noticia que hubiera un inversor que estuviera dispuesto a hacerse cargo de la parte europea de General Motors", manifestó el ministro de Industria, Miguel Sebastián, tras participar en Bruselas en una reunión extraordinaria de la UE para tratar el asunto.
Bruselas vigilará que no haya "discriminaciones" entre países
Industria espera que la fábrica de Figueruelas no se vea afectada
Por su parte, Peter Mandelson, ministro británico de Comercio, confirmó a la BBC que era "muy probable" un acuerdo entre General Motors y el grupo canadiense Magna para adquirir las plantas de Opel en Europa, que en el Reino Unido operan a través de Vauxhall. Magna, el tercer fabricante de componentes de automóviles del mundo, se ha asociado con la caja de ahorros rusa Sberbank. La entidad rusa podría tomar hasta el 35% de Opel, mientras que General Motors retendría una participación. Berlín quiere asegurarse de que la inversión de la entidad financiera rusa sea estable y a largo plazo.
La solución a la crisis de Opel ha despertado serias inquietudes en varios países europeos, que temen que el acuerdo pueda ocasionar importantes pérdidas de empleo. Los ministros de Industria de 18 países de la UE se reafirmaron en que "las ayudas de Estado y las reglas del mercado interior deberían ser completamente respetadas y que no deberían tomarse medidas nacionales sin información previa y coordinación con todos los países implicados y la Comisión".
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, manifestó antes de la reunión que "la Comisión está en contacto muy directo con todos los participantes" y "estará muy atenta al pleno respeto de las reglas europeas en las respuestas que se podrán aportar a la situación de Opel".
El Gobierno alemán se ha mostrado dispuesto a poner un crédito de 1.500 millones de euros, aunque lo condicionó a que algún comprador entrara en Opel. Y se mostró dispuesto a adelantar ya 100 millones de euros, una cantidad que General Motors quiere elevar a 450 millones.
Representantes de la Comisión subrayaron que las reglas de ayudas de la Unión Europea pueden permitir en determinadas condiciones a los Estados apoyar rápidamente a las filiales de General Motors en sus esfuerzos para superar sus inmediatas dificultades financieras. Las mismas fuentes indicaron que "las ayudas públicas deberían en última instancia asegurar la viabilidad de la entidad reestructurada sin nuevas inyecciones de dinero público o distorsiones indebidas de la competencia".
Todos los ministros acordaron que "cualquier apoyo financiero de uno o más Estados Miembros debía basarse estrictamente en criterios económicos y no incluir condiciones no comerciales relativas a la localización de las inversiones o al reparto geográfico de las medidas de restructuración".
En relación con un posible abuso de las ayudas públicas, el ministro sueco de empresa, Maud Olofsson, advirtió de que "si hay una carrera de ayudas de Estado en Europa, esto va a crear muchas dificultades sobre todo para los pequeños países".
Varios ministros de los países afectados anunciaron que expresarían sus quejas al secretario de Estado alemán, Peter Hintze, representante de Berlín en el encuentro de Bruselas. Antes de la reunión, Hintze manifestó que quería convencer a sus homólogos de que Alemania "actuaría con espíritu europeo" y que "lo que haría serviría a toda Europa".
En este sentido, el ministro de Industria español manifestó que "hay acuerdo en que los alemanes lideren la negociación, pero lo tienen que hacer desde una perspectiva europea y de competitividad, y con un proyecto industrial para Opel y para General Motors Europa".
"Nosotros somos optimistas. Estamos trabajando juntos, el Gobierno de Aragón y el Gobierno de España, como corresponde, porque sabemos que la planta de Figueruelas es la joya de la corona de Opel y de General Motors, lo que pasa es que ahora no tenemos corona", añadió Sebastián. Y defendió que "General Motors sabe, como todo el mundo sabe, que la planta de Figueruelas es la más productiva, que tiene una productividad de un 30% o un 40% superior al resto de las plantas europeas y esto nos da una gran tranquilidad".
Sebastián recordó que se trataba de "una competitividad que viene de los sacrificios que se han hecho en el pasado y que probablemente plantas de otros países tengan que hacer en el futuro".
"He tenido ocasión de hablar con el ministro Karl-Theodor zu Guttenberg, antes de empezar esta reunión y vamos a seguir hablando los próximos días", afirmó Sebastián. Guttenberg desempeña un papel clave en las negociaciones con General Motors en Berlín por lo que no se desplazó ayer a Bruselas.
El consejero de Economía de Aragón, Alberto Larraz, que acompañó a Sebastián en el encuentro con los demás ministros europeos, mostró su confianza en tener noticias sobre la continuidad de la planta zaragozana en las próximas dos o tres semanas.
Sobre las posibles ayudas financieras para asegurar la operación, el titular de Industria señaló se había pedido un crédito europeo "solamente para proveer de liquidez temporalmente, en el espacio de tiempo, en que se produzca la segregación y todo el proceso de quiebra".
Además de la venta de Opel, General Motors atiende otros frentes para evitar una suspensión de pagos, que el mercado -la acción cerró ayer por debajo del dólar, la cotización más baja de su historia- ve ya como inevitable. GM ha hecho una oferta de canje a los tenedores de bonos para que condonen deuda a cambio de una participación cercana al 15%. El Gobierno de EE UU estaría al mando de la nueva General Motors, con un 72,5% del capital.
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