Quesos, crisis y optimismo
El encuentro del Retiro, gran esperanza contra la caída de las ventas
La infanta Elena se llevó ayer dos primicias durante su paseo de inauguración de la 68ª Feria del Libro de Madrid. La primera fue La mano de Fátima (Plaza & Janés), el libro que, después del éxito comercial de La catedral del mar, Ildefonso Falcones presentará el 9 de junio. La segunda, Nocturna (Suma), la primera novela del cineasta Guillermo del Toro, recién publicada.
Doña Elena recibió ambos regalos en dos de las múltiples paradas de un recorrido que empezó a las 12 de la mañana. "¡La duquesa de Alba!", gritaba un muchacho. Error. Al lado de la infanta Elena, una comitiva encabezada por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. Durante dos horas la ceremonia es ésta: la Infanta y sus acompañantes se detienen en una decena de casetas preseleccionadas y en otras que llaman su atención. Allí escuchan los comentarios de la ministra y hablan con libreros y editores. Cuando la caravana pasa, a la caseta de turno se acerca un hombre de traje gris que pregunta qué se debe. Las respuestas pueden ser de dos tipos: 1) Número de caseta y precio de los libros regalados. Y 2) "No, por favor. Son un regalo".
No se difundirán cifras oficiales porque todo el mundo las hincha
En ese ritual, doña Elena recibió una cesta de quesos y un Beato de Liébana (Cantabria es la comunidad autónoma invitada), libros infantiles para sus hijos, dos Biblias (una ilustrada) y El origen de las especies, de Darwin. Y decenas de títulos más: de los escritos pornográficos de Boris Vian a De la dignidad del embrión. También el guión de Entre vivir y soñar, en el que participó la propia ministra. "Siempre es mejor ver las películas. La lectura de un guión puede ser un poco árido", comentó González-Sinde a doña Elena.
En el pabellón del Círculo de Lectores esperaban el poeta Antonio Gamoneda, el novelista Julián Ríos y la historiadora Carmen Iglesias con sus últimos libros, dedicados: Un armario lleno de sombra, Puente de Alma y No siempre lo peor es cierto,
A las seis palabras de ese último título se aferró la mayoría de los expositores durante la primera jornada de feria. Los 16 días que quedan por delante pueden arreglar la cuenta de resultados en medio de una crisis que en el primer trimestre del año se llevó por delante un 20% de las ventas y otro tanto de las novedades.
En el Retiro hay calor y optimismo. Lo que no habrá es cifras oficiales. Ni de ventas ni de firmas ni de asistentes. Según Teodoro Sacristán, director de la feria, es muy difícil contar con números reales. ¿La razón? Los implicados tienden a hinchar los resultados.
Babelia
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