La Nena defiende el matrimonio gitano en Estrasburgo
María Luisa Muñoz Díaz, La Nena, viuda desde 2000, madre de seis hijos, regente de un puesto de flores en Madrid y gitana deberá seguir esperando para cobrar la pensión de viudedad que el Estado le niega por no reconocer un matrimonio contraído por el rito gitano en 1971, cuando ella tenía 15 años. Serán hasta seis meses más de incertidumbre mientras el Tribunal Europeo de Derechos Humanos decide si la demanda de La Nena es admisible. Y aunque lo fuera no hay garantía de que el resultado final sea el deseado por ella. Pero su abogado, Sebastián Sánchez Lorente, tenía ayer buenas impresiones: "Estamos satisfechos por cómo ha transcurrido todo, y yo diría que las preguntas iban encaminadas a sostener nuestra argumentación".
En las dos horas que duró la vista en Estrasburgo, defensa y Reino de España cruzaron sus argumentos, con el abogado del Estado, Ignacio Blasco, esgrimiendo la letra de la ley y los de la defensa escudándose en el espíritu.
19 años cotizando
La cuestión es que la solicitud de pensión de viudedad reclamada por Muñoz Díaz como compensación por los 19 años de cotización de su marido, el albañil Mariano Dual, fue rechazada por el Instituto Nacional de la Seguridad Social tras comprobar que el matrimonio gitano Dual Muñoz no había sido inscrito en el Registro Civil. Diversos vaivenes judiciales posteriores, positivos y negativos, han terminado ante la Sección Tercera del Tribunal de Estrasburgo, donde la Fundación Secretariado Gitano y la Unión Romaní buscan la jurisprudencia de la que se puedan beneficiar millones de gitanos europeos. Un hipotético fallo positivo obligaría al Estado a entregar unos 60.000 euros a Muñoz Díaz, que ya tiene pensado qué hacer con ellos: "Pagaré mi casita y ayudaré a mis niños".
El Estado mantiene que sólo tienen derecho a la pensión los cónyuges del fallecido, lo que no es el caso de Muñoz Díaz dado que su matrimonio étnico no es reconocido como matrimonio propiamente dicho. "Pero nosotros entendemos y defendemos que hay que aplicar el espíritu de la ley", insiste el letrado Sánchez Lorente. "En 1971, el único matrimonio que ella conocía era el gitano, y pedimos que se equipare con algunas excepciones que ya se han aplicado en España, como los que se casan por el rito canónico y luego no inscriben el matrimonio en el Registro Civil".
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