Comer ratas para sobrevivir en Harare
Cientos de presos mueren de hambre y enfermedades en Zimbabue
Estar preso en Zimbabue, un país arrasado por una hiperinflación del 79.600 millones por ciento (dejó de calcularse en noviembre de 2008 porque se duplica cada 24,7 horas), es una situación de alto riesgo. En el penal de máxima seguridad de Chikurbi, en Harare, han muerto desde mayo del año pasado 721 detenidos debido a la escasez de comida y al exceso de enfermedades. La media de fallecimientos en Chikurbi supera los 60 por mes entre una población reclusa de 1.300 presos, informa el diario The Standard.
La situación es tan grave que el nuevo Gobierno de unidad nacional, entre el partido de Robert Mugabe y la oposición democrática del primer ministro Morgan Tsvangirai, ha aprobado la construcción urgente de un cementerio que albergue a los muertos. Los cadáveres de Chikurbi, semidescompuestos, se agolpan en la morgue. Lo mismo sucede en la cárcel de Harare Central, según un informe del Comisionado de Prisiones, Paradzai Zimondi. Nadie pudo localizar sus familiares o éstos carecen de dinero para desplazarse y pagar un entierro.
El programa estaba destinado a ofrecer una imagen amistosa de la mandataria
Zimondi dibuja un panorama que parece arrancado de Papillón, la célebre novela de Henri Charrière: presos que se alimentan con harina en polvo mezclada con agua y 10 coles al día, que cazan ratas para conseguir carne y mejorar su posibilidad de supervivencia, pugnas por la comida en las que los más débiles son primeros en morir de hambre.
La falta de higiene, el hacinamiento (30 presos donde caben 10), la ausencia de medicinas o un sistema sanitario quebrado, como Zimbabue, han multiplicado las enfermedades y su gravedad, según informa The Standard. El sida, la tuberculosis y la pelagra son las principales causas de mortalidad. El diario revela que los peores meses fueron noviembre y diciembre de 2008 y enero de este año, con 96, 113 y 128 muertos respectivamente. No había comida para los presos. Fallecieron aquellos sin familiares capaces de hacerse cargo de su manutención, algo habitual en prisiones africanas. En la también infame Black Beach de Malabo, en Guinea Ecuatorial, las familias aportan, además, las medicinas.
El hundimiento del sistema penitenciario de Zimbabue es sólo parte del colapso del país, con tasas de desempleo superiores al 80%. La situación es tan seria que ha obligado al Ejecutivo a permitir el acceso a las cárceles al Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC en sus siglas en inglés) y de otras ONG. Los presos son ahora población de alto riesgo receptora de ayuda humanitaria.
La desastrosa política de Robert Mugabe desde 2000, con ocupaciones de fincas y expulsión de granjeros blancos, ha provocado la crisis alimentaria. De exportador de alimentos Zimbabue ha pasado a importador neto. Sólo en el sector agrícola, el gran motor, se han perdido 400.000 empleos.
La implicación en la guerra de la República Democrática de Congo desde 1998 arruinó las arcas del Estado en la misma medida que engordó las cuentas bancarias de los altos cargos.
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