Los aeropuertos proyectan ampliarse mientras pierden pasajeros y dinero
Suman juntos siete kilómetros y medio de pistas de aterrizaje, 11 cintas para equipajes, 41 mostradores de embarque, 22 puertas de entrada y salida de pasajeros y 3.040 plazas de aparcamiento. Por separado, Santiago alcanzó el año pasado 1,9 millones de pasajeros; Vigo, 1,3 millones y A Coruña, 1,2. En total, 4,37 millones. La crisis ya daba sus primeros coletazos en las puertas de embarque: la caída que se anotaron los aeródromos gallegos fue del 7%.
Entre enero y marzo los datos son bastante más preocupantes y tensan al límite el umbral de rentabilidad. Alvedro y Peinador han perdido uno de cada cuatro usuarios en el arranque del año. Santiago, con un descenso del 10%, se mantiene mejor, ocho puntos por debajo de la media española, que anota un retroceso del 18%.
Con un ERE sobrevolando a la plantilla de Iberia, las compañías comienzan a pensarse dos veces las operaciones y Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) no suelta prenda sobre las cuentas de sus instalaciones en la comunidad gallega. Nunca lo hace. "Nuestro balance se presenta consolidado todos los años", asegura un portavoz del organismo. La red de 74 aeropuertos que gestiona tiene un beneficio de explotación de 236 millones, según los datos de 2007.
La única estimación pública que se ha realizado sobre qué pasa en cada terminal retrotrae al año 2004, cuando la Generalitat de Cataluña anunció que la mitad de los aeropuertos registraban pérdidas que se compensaban con lo que ganaba la otra mitad. En especial, el informe incidía en que los aeropuertos son rentables operativamente a partir de un número determinado de pasajeros. Entre un millón y un millón y medio, según cálculos del sector. En aquella proyección realizada por Cataluña, en Galicia ganaban Vigo y Santiago, y perdía A Coruña. Las cosas han cambiado bastante en los últimos años. Oporto, con 4,5 millones de pasajeros el año pasado, creció un 14% y se está convirtiendo en un serio competidor.
Tiene medio millón de clientes gallegos y, según un estudio de la consultora RL&L, dentro de cuatro años serán un millón. "A partir del millón de pasajeros las cifras comienzan a cuadrar. Creo que en Galicia todavía se mantiene la rentabilidad de los aeropuertos que, además, cumplen una función vertebradora", señala Rubén López, su director.
Lo cierto es que Oporto ofrece 56 destinos frente a los 20 de la red gallega. Con la situación económica actual cada vez serán menos: este año se estima que las compañías reduzcan entre un 12 y un 15% su oferta de líneas regulares. Eso significa que caerán los ingresos por servicios de handling, que agrupa casi todo lo que un avión necesita desde que aterriza hasta que despega. Aunque las inversiones en infraestructuras continúan.
A Coruña ampliará su pista de aterrizaje a través de un proyecto envuelto en la polémica, tanto política como entre los municipios del área metropolitana. Todos cuestionan unas expropiaciones que alcanzan los 200.000 metros cuadrados y el impacto ambiental y la huella sonora que generará en el entorno de Oleiros, Culleredo y Cambre. Vigo construye un gran aparcamiento que triplicará el número actual de plazas. En su plan director se proyecta una nueva terminal de pasajeros mayor.
Mientras esto sucede, el tren de Alta Velocidad avanza lentamente desde Madrid. UGT calcula que cuando sea realmente operativo, llegarán 22 máquinas diarias con capacidad para llevar 300 pasajeros cada una y una ocupación del 80%. "Aquí pasará como ocurrió en Barcelona o en Sevilla. El 25% de los usuarios del AVE serán personas que antes se movían en avión", asegura Cándido Rodríguez, responsable de Transporte del sindicato.
Echando cuentas significa que los tres aeropuertos perderán 1.440 pasajeros diarios, más de medio millón al año.
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