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Israel pide al Papa que condene el antisemitismo de Irán

Benedicto XVI concluye hoy en Jerusalén su viaje más político

"La solución a largo plazo de un conflicto como éste no puede dejar de ser política". La frase pronunciada por el Papa el jueves en el campo de refugiados de Aida marca la tendencia del viaje más importante de Benedicto XVI, que acabará hoy en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Han sido nueve días intensos, llenos de trampas y marcados por la semántica. Y dejan un sabor agridulce. El Papa ha sido más valiente de lo que muchos esperaban, pero era imposible contentar a todos. Algunos líderes judíos se quejaron de que en el discurso de Yad Vashem no pidió perdón por el Holocausto como alemán y jefe de la Iglesia católica. Los palestinos, por el contrario, han apreciado su clara toma de postura sobre el conflicto: Ratzinger pidió dos Estados y condenó el muro de Cisjordania y el bloqueo de Gaza ante el silencio israelí.

Los palestinos aprecian la toma de posición del pontífice en el conflicto
Algunos líderes judíos critican que no pidiera perdón por el Holocausto
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La polémica sobre la forzosa militancia adolescente de Ratzinger en las Juventudes Hitlerianas, agitada por los medios y políticos israelíes, ensombreció la peregrinación. El discurso en el Memorial del Holocausto fue rechazado por el presidente del Parlamento israelí, historiadores y rabinos, aunque en el propio museo no fuera mal acogido. "Fue un discurso muy emocionante. Me parece que a veces exageramos y pedimos demasiado. Le exigían que dijera lo mismo que Juan Pablo II, pero él es diferente y hay que respetarlo", apuntaba una veterana empleada.

El tema crucial ha sido la paz en Oriente Próximo. "Nadie espera que los pueblos palestino e israelí la alcancen solos", ha dicho Ratzinger, recordando que "es vital el apoyo de la comunidad internacional". El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aprovechó su cita con el Pontífice para reclamarle que alce su voz moral "contra las declaraciones antisemitas del presidente iraní". El Papa replicó que ha condenado el antisemitismo y el odio contra el Estado de Israel.

Gaza ha sido el único territorio clave del conflicto que no ha pisado el Papa. Irónicamente, ni los líderes palestinos ni mucho menos los israelíes han abordado el asunto en sus intervenciones, mientras Benedicto XVI citó en Belén la palabra Gaza varias veces y denunció el asedio que sufren 1,5 millones de palestinos.

La OLP, enfrentada al movimiento islamista Hamás, está satisfecha con una visita que temían "mucho". Dirigentes cristianos palestinos aconsejaron meses antes a la Santa Sede que la cancelara. "Pensábamos que sólo serviría para lavar la imagen de Israel tras la invasión de Gaza. Pero el Papa ha sido muy claro al llamar muro al muro y no valla, y ha renovado la política de Juan Pablo II respecto a los derechos de los palestinos. No esperábamos que fuera tan contundente". ¿Y por qué el presidente Mahmud Abbas no mencionó a Gaza en su discurso? "Fue un error no calculado", dice el portavoz.

Entre los cascotes de los edificios bombardeados, los habitantes de Gaza mostraban ayer escepticismo sobre la visita. En el bastión de Hamás, las buenas palabras sonaban lejanas. Nadie hace planes para el futuro. "Estamos jodidos", decía un taxista sonriendo a 500 metros de la fortaleza israelí que aísla la franja.

La cristiana Nada intentó ir a la misa de Belén el martes. El Gobierno israelí se lo impidió. "Nadie de mi familia obtuvo el permiso porque somos menores de 35 años", explicaba ayer. "Yo no salgo de Gaza desde hace cuatro años. Y no sé ni lo que ha dicho el Papa. Aquí sólo comemos y dormimos".

En la misa de ayer en Nazaret, Ratzinger se hizo la foto cogido de la mano con un rabino y un líder religioso musulmán. Fue el penúltimo símbolo de su deseo de profundizar en un diálogo interreligioso plagado de escollos, como se vio el lunes pasado cuando el jeque Tamini arremetió contra Israel y los rabinos se ausentaron. Sin admitir la responsabilidad de las religiones, el Papa ha reprochado a los líderes religiosos que no invoquen la paz con suficiente energía.

El papa Benedicto XVI reza en la iglesia de la Anunciación en Nazaret.
El papa Benedicto XVI reza en la iglesia de la Anunciación en Nazaret.REUTERS

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