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Reportaje:

Carrera por parecer honrado

Los políticos británicos se lanzan a devolver el dinero tras el escándalo de sus gastos a costa del contribuyente

La política británica sigue viviendo momentos de gran desconcierto tras el escándalo provocado por la publicación de los gastos de los diputados, que muchos de ellos han utilizado para redondear sus salarios. Laboristas y conservadores se han enzarzado en una carrera para ver qué partido muestra mayor contrición, con el objetivo principal de sacar provecho, o al menos reducir al mínimo el daño de un escándalo que está dejando malherida a toda la clase política.

En esa carrera por parecer más blanco que el blanco, el líder de la oposición, David Cameron, parece tener más velocidad y reflejos que el primer ministro, Gordon Brown.

Cameron se disculpó antes que Brown ante la opinión pública, ha instado a los diputados conservadores a cumplir no sólo la letra sino el espíritu de la ley en materia de gastos y les ha obligado a devolver el dinero producto de los excesos, bajo amenaza de expulsión del partido si no lo hacen.

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Un castigo que da pánico cuando el país se encuentra a meses vista de las elecciones generales y los diputados se han visto sometidos al mayor desprestigio posible: llenarse el bolsillo personal con dinero de los contribuyentes.

El líder tory ha dado ejemplo devolviendo al fisco 750 euros recibidos por reparaciones caseras que ahora considera excesivas. Los conservadores, que lideran todas las encuestas, quieren evitar que este escándalo ponga en peligro un retorno al Gobierno que empiezan a dar por seguro. Pero mientras que los laboristas parecen pobres diablos que aprovechan los gastos para redondear su sueldo, los conservadores dan la impresión de aprovecharse haciendo pagar a los contribuyentes una parte de sus lujos cotidianos: desde limpiar la piscina a reparar la pista de tenis casera, pagar el sueldo del mayordomo, comprar muebles de diseño, incrementar su imperio inmobiliario o limpiar el foso de su mansión campestre.

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Gordon Brown parece completamente desbordado por Cameron en un asunto en el que las apariencias cuentan casi más que la realidad. Sus apelaciones a buscar una solución de consenso entre los partidos apenas convencen a sus propios seguidores y ya nadie recuerda sus intentos de días atrás por acelerar las reformas.

Los tories han abierto la carrera por devolver dinero a los contribuyentes, pero los laboristas se han puesto enseguida en cabeza: ayer se habían comprometido a devolver 98.000 euros, frente a 19.900 los conservadores y 3.000 euros los liberales demócratas, según las estimaciones de The Guardian.

Una clasificación que puede denotar mayor arrepentimiento o mayor volumen de fraude, según se mire. El campeón de campeones es el secretario de Estado de Sanidad, el laborista Phil Hope, que devolverá 46.500 euros tras comprobar que los votantes de su circunscripción están escandalizados por sus gastos.

El speaker (presidente) de los Comunes, el controvertido Michael Martin, puede ser otra de las víctimas de la crisis y se enfrenta a una moción de censura por mostrarse muchísimo más preocupado por las filtraciones al diario The Daily Telegraph que por el desprestigio que esas revelaciones suponen para la clase política.

El primer ministro británico, Gordon Brown, durante la sesión de control parlamentario.
El primer ministro británico, Gordon Brown, durante la sesión de control parlamentario.REUTERS

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