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Santa Cruz de Tenerife declara la emergencia social ante la crisis

El alcalde firma el decreto que agiliza las ayudas a parados

Santa Cruz de Tenerife no está "ni peor ni mejor que ninguna otra ciudad de España", asegura su alcalde, Miguel Zerolo (Coalición Canaria), pero ayer firmó el primer decreto que equipara la delicada situación de miles de sus vecinos a la que se viviría tras un terremoto, una riada o un huracán. Ha declarado la ciudad "en emergencia social", una figura que le permitirá desbloquear y reducir a la mínima expresión la lenta burocracia que está acabando con la paciencia de miles de vecinos de la capital canaria. "Para acceder a una ayuda de 30 euros para comprar alimentos hay vecinos que han esperado hasta ocho meses y eso", advirtió el alcalde, "no hay familia que lo resista".

La decisión de Miguel Zerolo se produce días después de recorrer todas las instalaciones sociales y de nombrar a un nuevo concejal de Servicios Sociales (Ignacio González, del Centro Canario Nacionalista). Desde esta misma semana, las ayudas solicitadas hasta el 10 de febrero para alimentos, medicinas o abonar recibos de luz, gas o agua se considerarán concedidas "por silencio administrativo". A quienes las hayan solicitado desde entonces o lo hagan desde ahora, les bastará con una copia del DNI del solicitante, que debe ser residente en la ciudad, y un informe favorable de un funcionario de Unidades de Trabajo Social. Las cantidades tienen un límite máximo de 160 euros cuatro veces al año, aunque se aplica una solución para cada caso.

Parejas jóvenes que han perdido sus empleos llenan los comedores sociales

Medio centenar de sin techo y varios centenares de vecinos en situación extrema cada día afrontan en Santa Cruz el reto inimaginable en una isla paradisíaca de obtener un plato de comida caliente, reconoció José María Rivero, de Cáritas. Ahora mismo están por encima del límite los comedores de la céntrica calle de La Noria, con 80 sillas diarias, o el albergue, con 100 plazas, que ha ampliado a 135 las comidas y cenas diarias.

En el área metropolitana, aún habría posibilidad en los comedores de las hijas de San Vicente de Paúl o en el de la calle San Juan, ambos en La Laguna, con un máximo de 40 sillas. Según el último Informe Socioeconómico de la ciudad, en los últimos 12 meses los demandantes de empleo se han incrementado en un 46,5% (en abril de 2007 había 13.282 y ahora, 23.320), en una capital con una tasa de paro del 25%, cuando en 2007 era del 9%. Las peticiones de ayuda de emergencia han subido un 50%.

"Es verdad que aquí no se queda nadie sin comer", asegura un técnico municipal, pero el número de personas que vive en la calle ha aumentado de 20 a 40 sólo en este año, según datos de la Unidad Municipal de Acercamiento. El perfil del solicitante de estas ayudas y de los usuarios de comedores sociales también ha cambiado. "Ahora se ven muchas parejas jóvenes que se han quedado sin trabajo, sin prestación social por desempleo y no pueden afrontar los gastos de casa, ni otras deudas", concluyó Rivero.

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