Los dos necesitan ganar
Hoy comienza en el Pleno del Congreso de los Diputados el llamado debate sobre el estado de la nación. Un uso parlamentario iniciado en 1984 que se acoge al artículo 196 del Reglamento de Cámara que sigue siendo básicamente el de 1982. La fecha de su celebración viene anticipada por necesidades del guión del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Tanto él como su antagonista principal, el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, necesitan ganar este encuentro porque el 7 de junio están convocadas las elecciones al Parlamento Europeo, donde serán pasados por las urnas. Las encuestas señalan un índice de participación por debajo del 40% y reflejan un empate técnico en las preferencias.
Incluso los testigos esperarán a la prensa para saber quién se proclama vencedor
Mientras tanto, los expertos siguen aferrados al principio de que la abstención favorece a las opciones de derecha y conceden mayor volatilidad al voto de izquierda desencantado. Así que Zapatero y Rajoy, cuya valoración demoscópica desciende en paralelo, tienen que subir a la tribuna para invertir los pronósticos negativos en un caso o agudizar los favorables en el otro.
La comunicación remitida por el Gobierno al Congreso menciona los pasos que considera haber dado en distintos ámbitos como el reforzamiento de las políticas de protección social, la innovación, la educación, o la inversión en infraestructuras. También en la ordenación de la inmigración, la defensa del principio de igualdad, la lucha contra el terrorismo o la presencia de España en la comunidad internacional. Luego desarrolla una narrativa que parte de la desaceleración y llega hasta el crash financiero y la crisis económica global. Da cuenta de la solidez de nuestro sistema financiero y de las debilidades de nuestro patrón de crecimiento con el resultado de un aumento muy fuerte del desempleo, reconocido como el elemento diferencial más relevante respecto al conjunto de los países europeos. Asegura que la situación del mercado laboral deriva de una concentración en sectores intensivos de mano de obra, de unas tasas de temporalidad muy altas y de un incremento sostenido de la población activa. Para el Gobierno, la situación saneada de las finanzas públicas, que se alcanzó en la anterior legislatura, ha hecho posible responder a esas dificultades, reforzar el apoyo a las personas afectadas por la crisis e impulsar el desarrollo de nuevas iniciativas y sectores siempre de modo acompasado a los acuerdos internacionales. Se pretende hacer un primer balance del Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo presentado como la respuesta a la crisis y abrir el planteamiento de nuevas iniciativas para contener la destrucción de empleo y anticipar la recuperación del crecimiento.
Pero la comunicación del Gobierno además de mencionar avances en el aumento de las pensiones más bajas, la financiación de la atención a la dependencia o el incremento de los presupuestos de educación, incluye otros proyectos legislativos como la ley integral de igualdad de trato, la nueva regulación del aborto o la adaptación de la normativa de inmigración a la jurisprudencia constitucional. También vuelve sobre la prometida reforma de la ley de libertad religiosa, que podría resistir tal como está otros 50 años, mientras elude la necesaria denuncia de los acuerdos con la Santa Sede, que es donde reside la grave abdicación de la soberanía del Estado a favor de privilegios anacrónicos y de muy dudosa constitucionalidad. Tampoco menciona algo tan relevante como la supresión de los anuncios en RTVE. La parte final es un canto al consenso que quiere lograrse para la preparación y desarrollo de la Presidencia Española de la UE prevista en el primer semestre de 2010, así como para las reformas estructurales, la modernización administrativa, la legislación procesal, la competitividad en el sector de los servicios, el plan de ahorro y eficiencia energética, la Ley de la Ciencia, la lucha contra el cambio climático o la financiación autonómica
En la tribuna de prensa del Congreso se ha puesto el cartel de "no hay billetes" para seguir las intervenciones aunque la mayoría de los periodistas acreditados prefieren desertar y se conforman con seguir la versión televisiva ofrecida por los servicios de la Cámara. Los primeros síntomas reveladores los proporcionarán los aplausos. Habrá que atender a la espontaneidad o inducción, a su intensidad y duración, a las frases desencadenantes bien sean de autosatisfacción o de caña al adversario. Pero incluso los testigos esperarán a la prensa de mañana para saber quién se proclama ganador. Atentos.
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