Un mapa de emociones
Cuentos. La vida está hecha de relatos que al ser evocados se entretejen para convertirla en una novela. Y en ese mirar atrás esas historias no pierden su individualidad y autonomía aunque estén destinadas a bifurcarse y crear lazos dependientes entre unas y otras. Lo supo el autor de origen dominicano Junot Díaz a los 28 años, cuando, en 1996, en su primer libro citó diez pasajes de su vida infantil y juvenil hasta crear un fresco, publicado aquí como Los boys. Una inmejorable oportunidad para acercarse al ganador del Premio Pulitzer 2008 por La maravillosa vida breve de Óscar Wao, su segundo libro y primera novela. Dos obras que han revelado la calidad y la presencia cada vez más notoria de los escritores de origen latinoamericano que escriben en inglés en Estados Unidos.
Los boys
Junot Díaz
Traducción de Eduardo Lago
Debolsillo. Barcelona, 2009
191 páginas. 7,95 euros
En su ópera prima, Díaz no sólo consigue una especie de biografía fragmentada a través de la ficción sino que levanta a mano alzada un mapa de la gestación de emociones y sentimientos.
Y, en ese mirar atrás, deja ver la manera como avanzó hacia la vida adulta a empellones, a tientas o con la insolente y feliz seguridad de la vida naciente en mitad de las dudas de un mundo de inmigrantes que tratan de reinventarse cada día.
De ahí que el título de ese debut literario fuera Drown, ahogado. Con toda la carga simbólica y poética que eso significa, pero que en su versión española fue despojado por el simplista Los boys.
Junot Díaz sobrevive a eso para compartir la evolución de una vida que empieza en República Dominicana y pasa luego a Nueva Jersey (Estados Unidos). Y sobrevive mejor la traducción a la inevitable pérdida de frescura del vivificante spanglish original que crea hallazgos estilísticos y rítmicos en su versión literaria estadounidense en relatos como 'Fiesta, 1980', 'Aurora', 'Boyfriend' o 'Negocios'.
Narrados de manera clásica, en el sentido lineal, y en primera persona, en los relatos se escucha al adulto que relata con las emociones de la edad evocada o al muchacho que cuenta un episodio en presente como si los años no hubieran pasado o todo acabara de suceder. Desparpajo, sinceridad. Eso transmiten estas diez historias en las que laten la melancolía, la tristeza, la inocencia, la curiosidad, el temor, la ilusión, el humor, el amor, los amores, la sordidez, la ternura, la rabia, la angustia, la amistad, la nostalgia, la infidelidad, el deseo, la complicidad, la gracia, la crueldad, la decepción..., y todo eso cuajado en la incertidumbre de la cotidianidad de hombres y mujeres creados por Junot Díaz con cuerpo y alma.
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