50 años de discos para islas desiertas
Island, sello legendario que descubrió a Bob Marley o U2, cumple medio siglo de reinado pop
La primera vez que Chris Black-well se cruzó con un rastafari cambió su visión sobre los practicantes de la religión caribeña. Lo recuerda con parsimonia desde su refugio jamaicano el fundador de Island Records, acaso la discográfica más importante de la historia del pop que este año cumple su 50º aniversario como infalible descubridora de talentos, como los de Bob Marley, U2, Nick Drake o Amy Winehouse. "Mi barca se quedó sin gasolina y estaba a punto de estrellarme contra los arrecifes", continúa. "Apareció un pescador con su canoa, y no sólo me salvó la vida sino que me acogió en su cabaña. Hasta entonces yo creía lo que decían de ellos: que eran asesinos y ladrones, una reputación injustificable pero asentada lo mismo entre la población blanca que entre la negra".
Años después, en 1972, cuando estaba en su despacho en Londres, recibió una visita sorpresa. Un tipo llamado Bob Marley. "Nadie quería trabajar con él. Tenía fama de rebelde, de incontrolable. Quería publicar un disco conmigo. Yo le di 4.000 libras. Nunca pensé que sacaría algo de aquello, pero a los cuatro meses volvió con Catch a fire". Aquel clásico de la música reggae fue el comienzo de la carrera del que luego sería el rastafari más famoso del mundo. Más de 50 millones de discos vendidos. Un icono revolucionario del siglo XX a la altura de Che Guevara. "Había magia en él. Era muy callado y muy serio, pero tenía una poderosa aura. Me impresionó. Pero al principio sus discos no vendían mucho. Sin embargo, la reacción cuando les veían era increíble. Fue en los directos en los que crearon su reputación".
Blackwell se deshizo en 1989 de Island Records, ya entonces con una gigantesca leyenda a sus espaldas. "No fue una decisión fácil venderla a Universal, pero se había convertido en algo demasiado grande. Nunca me han gustado las estructuras corporativas. Yo monté Island en 1959 porque me encantaba la música y todo lo que la rodea. No entré en esto como un hombre de negocios, sino como un fan".
Lo dice la persona más influyente de la industria musical del Reino Unido en los últimos 50 años, según la prestigiosa revista Music Week. "Es halagador, pero inmerecido". El ojo de Blackwell es legendario y su catálogo inabarcable. Además de ser el gran sello de reggae con Jimmy Cliff, Burning Spears o Black Uhuru, incluía a Cat Stevens, Fairport Convention, Nick Drake, Traffic, Tom Waits, Robert Palmer, B 52'S y unos jóvenes irlandeses llamados U2. "Bono también tenía aura. Recuerdo claramente que su música no me convenció, pero tenía una determinación tan clara de triunfar que no me cabía duda de que llegaría muy lejos. No siempre aciertas: Mike Scott, de Waterboys, tenía mucho talento, pero su carácter era tan difícil que lo desperdició".
Hijo de un irlandés y una costarricense de origen sefardí, Blackwell no oculta sus raíces españolas. "La familia de mi madre eran judíos españoles que vinieron a las Indias occidentales en el siglo XV. Ella nació en Costa Rica, pero no hablaba español porque sus padres y abuelos eran jamaicanos", cuenta.
Nacido en 1937 en Londres, tras una primera infancia caribeña, aterriza en 1945 para estudiar en el Reino Unido. "Ser un niño en Jamaica en los cuarenta era muy bonito. Inglaterra era un lugar frío. Recién terminada la Segunda Guerra Mundial, lo recuerdo todo en blanco y negro". Decidido a no pisar la Universidad, vuelve a Jamaica, donde desempeñó los más variados trabajos, profesor de esquí acuático o ayudante del gobernador de la isla ("Me limitaba a abrirle la puerta del coche y cosas así").
En 1962, cuando Jamaica se independiza, se muda al Reino Unido. Tenía la nacionalidad británica. "Lo que hice fue vender discos jamaicanos en Inglaterra". Un golpe de suerte convirtió uno de ellos My boy lollipop, de Millie en un éxito. "Me hice conocido en el ambiente comercial. Una cosa llevó a la otra y de repente estaba metido en la escena británica".
Ahí empieza su edad de oro. Retirado en su villa de Kingston, Blackwell no echa de menos la industria. Ni siquiera tiene mucho interés en participar en los fastos que los nuevos dueños han planeado para el 50º aniversario, que incluyen una semana de conciertos en Londres, a partir del 26 de mayo, en los que participan cantantes y bandas que él fichó como Cat Stevens o Toots & The Maytals, pero también otros grupos contratados tras su partida como Amy Winehouse o Keane. "Island es aún un nombre comercial y estoy orgulloso de ello, porque yo la vendí hace mucho tiempo. Pero la verdad, preferiría una celebración más privada y sencilla".
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