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"En el campo, hambre no se pasa"

Jacobo Feijoo, secretario de Desenvolvemento Rural de Unións Agrarias, opina que esta vuelta al campo en tiempos de vacas flacas "cuadra con la lógica y con la estructura social de Galicia". "La crisis vuelve a poner en valor cosas como la agricultura de complemento, de fin de semana", pero "este retorno sólo es posible si la casa de la aldea, donde seguía ahí olvidada una maquinaria que no vale para las nuevas explotaciones de 20 hectáreas, sigue abierta". Debe existir, además, "una generación puente en activo". Esta generación es el eslabón que mantiene el vínculo con la tierra, padres o abuelos todavía en forma para trabajar la huerta que quizás ya habían dejado los cultivos pero que todavía conservan las herramientas y el conocimiento. Ellos se encargarán de transmitirles la ciencia a esos hijos que vuelven, que "a lo mejor antes iban de turismo rural" y ahora practican uno más auténtico, trabajando, en casa de sus padres.

Con la crisis, salvando las distancias, "ocurre como con las guerras", sigue explicando Feijoo: "En las ciudades no existe la posibilidad de alimentarse si falla el sueldo, pero en el campo, y más en Galicia, hambre no se pasa". "Aquí tenemos mucho de eso que en economía se llama resiliencia", la capacidad de sobreponerse o de adaptarse a los efectos de una perturbación económica. Etimológicamente, la palabra deriva del latín resiliare, volver atrás, rebotar, recuperar la forma original. El "inesperado" regreso de las nuevas generaciones, "aunque sólo sea transitoria", dará bríos a lugares tendentes a la despoblación o al menos retrasará la muerte de una forma de vida.

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