David Planell gana la Biznaga de Oro
'La vergüenza' describe los problemas de una pareja que desea devolver a un hijo adoptado
Anda exultante David Planell. No es para menos. Con su primer filme como director, La vergüenza, ha reventado la banca del festival de Málaga al llevarse ayer la Biznaga de Oro a la mejor película y el galardón al mejor guión. Entre su largometraje y El niño pez, de Lucía Puenzo, ganadora del premio especial del jurado y a la mejor fotografía, han dejado la pedrea para Eduard Fernández (mejor actor), Nausicaa Bonnín (mejor actriz) y Mar Coll (mejor dirección), galardonados por Tres días con la familia. El premio de la crítica fue para Borja Cobeaga por su comedia Pagafantas.
No es el primer galardón que se lleva Planell (Madrid, 1967), que ya obtuvo junto a Gracia Querejeta el reconocimiento de Málaga por el guión de Héctor y el de San Sebastián por Siete mesas de billar francés. "Pero éste tiene un sabor especial, porque así me han puesto la medalla de director. Estoy de subidón".
El cineasta confiesa sus inseguridades, el vértigo de dirigir por primera vez un largo -a pesar de haberse forjado una carrera como cortometrajista con la trilogía Carisma, Pony y Bana, y de 15 años de carrera como guionista-, un miedo que dejó a la puerta del rodaje. "En la filmación no puedes dar pista de tus dudas, no hay tiempo de pensar. Es intuitivo". Tras su proyección en el festival, que por cierto ha dado el espaldarazo a varios debutantes (en la sección Zonacine, la ganadora ha sido 25 kilates, del también primerizo Patxi Amezcua, que encima obtuvo los galardones al mejor actor y actriz), a Planell no le duelen prendas al autofustigarse sobre ciertos fallos de La vergüenza: "El inicio es demasiado solemne, y a mí me gustan las cosas más casuales". También es cierto que su tema se las trae, al describir los problemas de una pareja con su hijo adoptado. Y con la cuidadora del crío. E incluso con la trabajadora social que les ayudó con el proceso. La pareja decide devolverlo. "Quería incidir en lo que nos abochorna, en el devastador efecto de la mala conciencia". Porque el director ha defendido, a lo largo de su carrera, que los temas tibios no tienen cabida en la pantalla. "Ésos son los que echan al público de las salas. Y para mí es lo primero. Siempre debes pensar en lo que te gustaría ver. Yo admiro a David Mamet y a Rafael Azcona y ellos están en mi película. Forman parte de mí y por tanto saldrán en mis obras". A Mamet, Azcona y Shakespeare, a los que tildó de "guionistas modelo", dedicó ayer el premio en la ceremonia de clausura.
¿Y Fernando León y Gracia Querejeta, impulsores de su carrera? "Seguramente, porque integras sus obras y quedan flecos pegados en tu interior que después usas". Veremos cómo reacciona el público a partir del próximo jueves, con su estreno comercial. Pero Planell llegará aún feliz. No está mal para alguien que además de trabajar en multitud de series de televisión, también lo hizo en el teléfono erótico. "Escribía relatos de folio y medio... ¡Qué tiempos! Y ahora soy director". Y Málaga bien se lo ha reconocido.
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