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Feijóo condiciona su rebaja en el IRPF a la "evolución de la economía"

En campaña prometió una ley ya en 2009 para "inyectar dinero a las familias"

Y al cuarto día el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se topó de frente con la crisis. Tras celebrar la tercera reunión con su Ejecutivo en esta semana, metió en el cajón una de sus propuestas estrella de la campaña: la rebaja del tramo autonómico del IRPF para las rentas medias y bajas que se comprometió a implementar ya durante este año.

La reforma fiscal con la que Feijóo pretendía ayudar a "que 600.000 familias lleguen a final de mes", queda aplazada sine díe. El nuevo Gobierno esperará a que lo permitan "los ingresos de la comunidad autónoma, el nuevo sistema de financiación autónomica y el crecimiento de la economía".

"Es un compromiso para una legislatura", rectificó ayer el presidente en rueda de prensa desde el Pazo de Raxoi. Su anuncio evidencia una clara marcha atrás con lo prometido en su programa electoral. El 18 de febrero, durante un acto sectorial de partido en el almacén de una empresa distribuidora en Poio, Feijóo lanzó su ambiciosa batería de medidas fiscales, que incluía "la aprobación de una ley ya en 2009" para rebajar en un 8,2% el tramo autonómico del impuesto sobre la renta de las personas físicas cuya nómina no supere los 22.000 euros.

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Una vez sancionada la norma, a lo largo del presente ejercicio, según comprometió entonces Feijóo, ésta tendría efectos retroactivos, de manera que el ahorro lo notasen ya este año todos los contribuyentes. La propuesta incluía otras rebajas progresivas en el mismo tributo para los sueldos por encima de 22.000 euros. Hace ahora dos meses, el candidato del PP cuantificó el coste de la medida, "100 millones de euros" que supondrían "una inyección en vena al consumo de las familias".

"Lo hicimos en 1996 y podemos volver a hacerlo", rememoró el legado económico del primer Gobierno Aznar.

Aparcada esa promesa, ayer el presidente gallego sí refrendó la rebaja a la mitad del impuesto de transmisiones patrimoniales y de actos jurídicos para las familias numerosas y los jóvenes que adquieran una vivienda. Esta reducción sí estará "en los primeros 100 días de la legislatura". El equipo económico de Feijóo calcula que se trata de una medida "neutra", que por tanto no supondrá una merma en los ingresos de la Administración autonómica. El propósito es dinamizar el mercado de la vivienda de segunda mano y duplicar la venta de pisos usados.

La tercera pata del programa fiscal del PP, la supresión del impuesto de sucesiones, también aguardará tiempos mejores. Después de echar cuentas, el presidente de la Xunta ha concluido que sus principales medidas económicas supondrían una disminución de 200 millones de euros en las arcas públicas. Todo, en un contexto de crisis económica, en que caen en picado tanto los ingresos de la Comunidad Autónoma, entre un 12% y un 14%, y también los que llegan del Estado a través de los impuestos cedidos.

En la actual coyuntura, el modelo de financiación autonómica que pacte el Gobierno central con las Comunidades Autónomas será clave para que Feijóo pueda desarrollar su programa político. El jefe del Ejecutivo recriminó ayer al vicepresidente de Política Territorial, Manuel Chaves, por ofrecer un modelo de negociación bilateral y más recursos a Cataluña. "Es malo para Galicia, supone acordar entre dos lo que es de todos y nosotros merecemos el mismo trato que los demás", lamentó.

Por eso, el presidente gallego ratificó su oferta de pacto a PSdeG y Bloque para acudir al Consejo de Política Fiscal y Financiera "con una sola voz". "No se está empezando bien", lamentó, porque "se ha caído en la confusión peligrosa entre Gobierno y Estado". Por eso, urgió una rectificación a Chaves y a la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado. El presidente admitió en una entrevista a este periódico que irá de la mano de Asturias, Extremadura y Castilla y León en el debate sobre financiación.

Alberto Núñez Feijóo, en el Pazo de Raxoi en Santiago.
Alberto Núñez Feijóo, en el Pazo de Raxoi en Santiago.ANDRÉS FRAGA

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