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Romeros apesadumbrados

La nutrida comitiva de cargos públicos del PP que ayer arropó al jefe del Consell, Francisco Camps, en su silenciosa caminata de casi siete kilómetros desde el centro de Alicante al monasterio de la Santa Faz no se permitió ni un mínimo gesto festivo de cara a la galería. Rostros cabizbajos y serios contrastaron con el radiante día primaveral y el espíritu lúdico de las decenas de miles de alicantinos que secundaron una vez más la popular peregrinación. Camps apenas se sustrajo del retraimiento general de su grupo y, al contrario que en otras ocasiones, no se prodigó en saludos. Sólo al final, ya dentro del monasterio, se animó a atender a dos grupos de anónimas peregrinas.

Camps culminó el recorrido flanqueado por sus correligionarios y tras los talones de la comitiva religiosa que encabezada el obispo de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero. Su círculo más próximo estaba integrado por sus más fieles adeptos, liderado por la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, que prácticamente realizó el trayecto codo con codo con Camps. Al otro lado permaneció la presidenta de las Cortes Valencianas, Milagrosa Martínez. Camps contó también con el apoyo de los consejeros de Infraestructuras, Mario Flores, de Medio Ambiente, José Ramón García Antón, de Turismo, Angélica Such, del ex alcalde de Alicante Luis Díaz Alperi, del Síndic de Greuges, José Cholbi, o del secretario general de los populares valencianos, Ricardo Costa, también implicado en la supuesta trama corrupta. Tanto Camps como Costa atendieron en distintas ocasiones al móvil durante las dos horas de romería. La publicación de las conversaciones telefónicas, ayer en EL PAÍS, entre Camps y Álvaro Pérez, El Bigotes, envolvió la peregrinación de los cargos populares. Los más afines no dudaron en trasladarle su apoyo, según enfatizó uno de los participantes.

El jefe del Consell también contó con la presencia, en un plano más discreto, de los afines al sector opuesto al campismo, con su líder, José Joaquín Ripoll, a la cabeza. Y entre las ausencias, las de algunos diputados ocupados en actividades parlamentarias.

Camps siguió la misa participativo y raramente mudó su semblante serio, pese a las muestras de apoyo, que solo la alcaldesa de Alicante explicitó. Castedo no dudó en atacar al medio en su intento por echar un capote a su jefe: la primera edil de la capital alicantina reaccionó con dureza al ser preguntada por los periodistas por las grabaciones publicadas ayer por este periódico: "No me he enterado de la portada de EL PAÍS. Hoy [ayer para el lector] es el día de la romería, que EL PAÍS publique lo que le dé la gana, que yo leeré lo que me interesa", remachó.

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