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Kari Skogland presenta una historia "equilibrada" del conflicto irlandés

'Fifty dead men walking' abre hoy el Festival de Cine y Derechos Humanos

"Una de las consecuencias de toda guerra es que la verdad cada vez se hace más oscura, confusa y difícil de encontrar". La directora canadiense Kari Skogland rodó bajo este principio Fifty dead men walking, una película basada en el libro homónimo de Martin McGartland, un joven irlandés reclutado en los años ochenta por la policía británica para infiltrarse en el IRA y cuyas informaciones salvaron medio centenar de vidas. El filme inaugurará esta tarde la séptima edición del Festival donostiarra de Cine y Derechos Humanos.

La directora subrayó ayer en San Sebastián que su intención no fue realizar un filme documental centrado sólo en McGartland. "Tenía que ir más allá". Quería hacer "una historia equilibrada" rodada en Belfast, en la que muestra la violencia ejercida por los británicos y por el IRA. Para eso se documentó con ambas partes. Se ha alejado de ese enfoque "más romántico" que dan algunas películas del IRA y enseña cómo sus activistas arremetían contra su propio pueblo. "La violencia es siempre negativa, es algo con lo que no se puede hacer romanticismo", afirmó Skogland.

El filme está basado en el libro escrito por McGartland, pero incluye dosis de ficción que, entre otras cosas, ayudan a delimitar geográfica y temporalmente la historia, según su directora. De cualquier modo, refleja el devenir de este joven, captado con sólo 19 años, cuando no tenía un ideario político muy claro y su trabajo consistía en intentar vender puerta a puerta prendas de vestir robadas. Ahora, dos décadas después, con 39 años, se ve obligado a vivir en la clandestinidad por haber traicionado al IRA.

La película, galardonada en los festivales de Vancouver y Toronto, se estrenará en las salas españolas a finales del próximo agosto no exenta de cierta polémica. Los títulos de crédito advierten al espectador de que el guión no cuenta con la aprobación de McGartland. Skogland reconoció que el ex espía estuvo al principio en desacuerdo con "algunos detalles" del filme, pero que luego "le encantó". No citó que las diferencias se resolvieron al parecer con un acuerdo económico.

Sea como fuere, la película, protagonizada por el veterano Ben Kingsley y el joven Jim Sturgess, invita a la reflexión con la letra de una canción final, escrita por la propia directora, que dice algo así como "mi hijo sabrá al final que la culpa de su sonrisa triste es mía".

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