Cerca de 60.000 escolares se quedan sin comedor por la huelga
Alrededor de 60.000 escolares vascos se quedaron ayer sin comedor en el colegio debido a la huelga convocada por los empleados de las empresas subcontratadas que realizan el servicio. Como es habitual en todos los paros, las cifras de cada parte fueron diferentes: el Departamento de Educación cifró en 56.675 los niños que no pudieron comer en sus colegios, mientras que los sindicatos los elevaron a 80.000.
La huelga, promovida por ELA, LAB, CC OO y UGT y a la que fueron llamados 3.600 trabajadores que se dedican a la distribución de la comida y vigilancia de los comedores, persigue la equiparación de sus condiciones salariales con el personal laboral del Gobierno vasco. Afectó al 80% de los colegios públicos del País Vasco, aquellos que tienen comedores escolares de gestión directa.
La consejería de Educación comunicó ayer que el paro fue mayor en Vizcaya y Guipúzcoa. En aquel territorio, de 243 comedores afectados por la convocatoria, cerraron 170 (cerca del 70%) y en sus instalaciones no pudieron comer los 35.010 alumnos que habitualmente lo hacen. Otros 73 comedores ofrecieron el servicio con normalidad a 11.344 niños.
El 68% en Guipúzcoa
En Guipúzcoa, el 68% de los comedores escolares cerraron (109 de 159), lo que afectó a 18.953 chavales. En los 50 que abrieron, comen 4.094 alumnos. En Álava, de 61 comedores contabilizados, sólo cerraron 14, lo que afectó a 2.725 comensales, y 47 abrieron, lo que permitió atender a 6.643 alumnos.
Los trabajadores en huelga protagonizaron diversas movilizaciones en los tres territorios en defensa de sus reivindicaciones. La representante de ELA, Noemi Etxebarria, resaltó que los huelguistas reclaman la equiparación con el personal laboral del departamento de Educación que trabaja en los comedores escolares, con los que mantienen una diferencia salarial de un 5%.
La asociación de padres y madres de alumnos EHIGE censuró la "insuficiente" actuación de la consejería de Educación para evitar la huelga, ya que "envió tarde a los centros unas normas mínimas de funcionamiento". "Las familias, una vez más, han tenido que buscar sus propias soluciones", criticó.
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