El diálogo de la calle con las letras
Las huellas de Lope, Baroja, Blasco Ibáñez o Martín-Santos: Navia y Caballero Bonald documentan la dimensión literaria de Madrid
Afirma Publio López Mondéjar, comisario de la exposición Un MADRID literario que se inaugura mañana, que la capital "ha sido en todo momento una ciudad espléndidamente agasajada por la literatura". Y que "al igual que ha habido un Dublín de Joyce o un Londres de Dickens o una Lisboa de Pessoa, existe un Madrid de Lope, de Mesonero Romanos, de Larra, de Galdós, de Baroja, de Gómez de la Serna o de Valle-Inclán... O de otros más cercanos: Arturo Barea, Zunzunegui, Cela, Martín-Santos, Carandell o Caballero Bonald". Ellos "encontraron también sus grandes cronistas en los fotógrafos, que han ido atrapando en el cristal de sus cámaras todo aquello más digno de perpetuación y de recuerdo", dice. Ese convencimiento le ha llevado a reunir a dos grandes: el escritor jerezano José Manuel Caballero Bonald (nacido en 1926; premio Nacional de Poesía en 2006) y el fotógrafo José Manuel Navia (Madrid, 1957), premio Fotopress y Godó de Periodismo. Y así, toda la muestra es como una conversación literaria en la que el texto acompaña a la imagen y viceversa.
Ambos se han unido para abordar la dimensión literaria de Madrid. La muestra tiene dos circuitos: un recorrido que, a través de 68 fotografías del archivo del Museo de Historia del Ayuntamiento de Madrid, y tomando como referencia el texto de Caballero Bonald Biografía literaria de Madrid, reconstruye el esplendor de una época de enorme brillo literario, deteniéndose en los escritores y sus obras, las calles y enclaves principales, las tertulias, los cafés y el mundillo de las letras.
El reportaje de Navia recupera la actualidad de dichos lugares mostrando la evolución del tejido urbano. Allí está, revisitado, el instituto de San Isidro, del que decía Pío Baroja que "tenía muchos chiquillos de gente pobre, hijos de porteros, de taberneros y de otra clase popular"; la tienda de moda de Carretas donde se levantó el café Pombo, en el que, como recuerda Ramón J. Sender, tenía su tertulia Gómez de la Serna; la biblioteca del Ateneo en la que Vicente Blasco Ibáñez leía revistas extranjeras "para estar al día en los adelantos del pensamiento universal"; el atardecer en el Cerro del Tío Pío, donde Luis Martín-Santos viera las chabolas, "oníricas construcciones confeccionadas con madera de embalaje de naranjas". Y hasta un río Manzanares sitiado por los coches, inspirado por las palabras de Miguel Hernández: "Al mar, al tiempo, al sol, a este río que crece, jamás podrás herirlos por más que les dispares".
A partir de mañana, 23 de abril, en el Museo de la Ciudad. Príncipe de Vergara, 140.
Un Madrid literario. La visión fotográfica de Navia y la literaria de Caballero Bonald. Libro y exposición comisariados por Publio López Mondéjar.
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