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El apoyo del Papa a la conferencia molesta a los rabinos en vísperas del viaje a Israel

El apoyo del Papa a la Conferencia contra el Racismo de Ginebra, expresado el domingo con toda claridad por Benedicto XVI, amenaza con abrir una nueva crisis entre el catolicismo y el judaísmo. El rabino jefe de Roma, Riccardo di Segni, censuró en términos duros la posición de la Santa Sede ante la llamada Durban II en una entrevista publicada ayer en La Stampa. "Se trata de una señal de difícil comprensión, la enésima iniciativa incauta del Papa, que se suma a los precedentes resbalones en las relaciones con el judaísmo", declaró Di Segni.

La nueva discrepancia llega a menos de 20 días del viaje de Benedicto XVI a Tierra Santa -que realizará del 8 al 15 de mayo-, y cuando la relación entre ambas confesiones se había calmado tras las explicaciones dadas por el Papa a la comunidad judía sobre el perdón a los cuatro obispos lefebvristas excomulgados, entre ellos uno que niega el Holocausto, Richard Williamson.

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El Papa dijo el domingo que la conferencia contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia es "una iniciativa importante porque aún hoy, pese a las enseñanzas de la historia, se registran estos fenómenos deplorables". Ratzinger elogió la Declaración de Durban de 2001, que define a la humanidad como una "familia unida a pesar de la diversidad". "A partir de estas afirmaciones se requiere una acción firme y concreta, a nivel nacional e internacional, para prevenir y eliminar toda forma de discriminación y de intolerancia", dijo el Papa, que envió una delegación a Ginebra.

El recelo de la comunidad judía hacia Benedicto XVI se hizo evidente ya en diciembre pasado, durante los ataques de Israel a la franja de Gaza, que Ratzinger condenó con firmeza.

Según el rabino romano, "la realidad de Durban está en profunda contradicción con los loables intentos antixenófobos de los que habla el Papa", es decir, apenas esconde un tufo antisemita. Di Segni definió como "particularmente grave que esta preocupante y contradictoria intervención de Benedicto XVI suceda en la vigilia del viaje" a Tierra Santa, y pronosticó un nuevo caso mediático. "Tras esa mal aconsejada intervención, el escenario será una ola de indignación internacional, y después, una vez más, la corrección del rumbo por parte de la Santa Sede", anticipó.

El Vaticano, a través de su portavoz, Federico Lombardi, reaccionó ayer con absoluta calma. Lombardi cree que el apoyo del Papa a la conferencia no supondrá "ningún problema" para el viaje a Israel, aunque no quiso responder a las palabras de Di Segni. "No tengo nada que decir", dijo a este diario. [Lombardi criticó el discurso del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que contenía "expresiones extremistas e inaceptables", informa Efe].

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