La CIA torturaba con manual
Los métodos de interrogatorio diseñados bajo el mandato de Bush admitían con todo detalle la asfixia simulada o encerrar al detenido en una caja con insectos
Los interrogadores de la CIA sabían del pánico a los insectos de Abu Zubaida, sospechoso de pertenecer a Al Qaeda, e idearon la forma más sencilla de hacerle hablar: alimentar sus fobias. "Informáis a Zubaida de que le vais a meter un bicho en la caja en la que está encerrado". Esta recomendación para sacar información del sospechoso está recogida en uno de los cuatro documentos, hasta ahora secretos, hechos públicos esta semana y redactados por los abogados de George W. Bush en el Departamento de Justicia para justificar los métodos usados por la Agencia Central de Inteligencia para interrogar a prisioneros en la guerra contra el terrorismo.
Pero los arquitectos de la doctrina del terror sabían que bordeaban la ilegalidad, que debían diseñar un manual de tortura que no pudiera definirse legalmente como tal, por lo que todas las técnicas aprobadas llegan hasta el límite de lo que se considera (o ellos consideraban) trato cruel o inhumano, prohibido por la octava enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Todas las técnicas están en el límite de lo prohibido por la Constitución
Obama: "Quienes cumplieron con su obligación en la CIA no serán juzgados"
Por eso, la siguiente recomendación a los agentes de la CIA es decirles que en lugar de un insecto venenoso introdujeran en la caja (otra de las técnicas recomendadas para romper la voluntad del detenido) de Zubaida una inofensiva oruga. Esta técnica de interrogatorio nunca llegó a ser puesta en práctica. El coordinador de los muyaidin en Afganistán se libró de ser encerrado en una caja hermética bañado en insectos. Pero existe en negro sobre blanco.
Como existe el waterboarding, o asfixia simulada, que sí se utilizó para sacar información de Zubaida. Tumbado sobre una tabla, boca arriba, con los pies más altos que la cabeza, con una toalla o trapo que le cubría la boca, al detenido se le echaba agua desde una altura de 30 centímetros durante treinta o cuarenta segundos. "La sensación de ahogamiento es inmediata cuando se retira el trapo", se lee en uno de los informes.
"El objetivo es causar pánico", se añade. Se recomienda que el proceso sea repetido cuantas veces sea necesario. También se anota que el waterboarding es mucho más efectivo si se aplica junto a la privación de sueño o la manipulación en la dieta.
Tiempos oscuros en la historia de Estados Unidos que ahora salen a la luz. "Nuestro país ha atravesado un capítulo negro y doloroso de su historia", declaró Barack Obama tras conocerse la publicación de los informes del Departamento de Justicia. Capítulo que se cierra sin castigo, ya que el presidente ha decidido no llevar ante los tribunales a los responsables. "Aquellos que cumplieron con sus obligaciones fiándose de buena fe del asesoramiento legal del Departamento de Justicia no serán enjuiciados", declaró Obama. "Ya he puesto punto final a las técnicas descritas en los informes", concluyó el mandatario.
El debate interno hasta llegar a la decisión de desclasificar los informes y no enjuiciar a los responsables de esos interrogatorios ha sido intenso dentro de la Casa Blanca. "Es hora de reflexionar y no de castigar", reiteró el presidente en un comunicado y en una carta enviada a los agentes de la CIA, carta en la que les aseguraba que la nación debía proteger sus identidades "tanto como ellos protegen nuestra seguridad".
"Sería injusto procesar a los entregados hombres y mujeres que trabajaban para proteger América por una conducta que fue autorizada por el Departamento de Justicia", manifestó en el mismo sentido el fiscal general del Estado, Eric Holder. Leon Panneta, actual director de la CIA, escribió en un mensaje a sus empleados: "La CIA responde según el deber lo requiere". Dennis C. Blair, director de Inteligencia Nacional, quita peso al asunto y recuerda que esos informes se escribieron cuando los hombres de la CIA trabajaban frenéticamente para evitar que se produjera un nuevo 11-S. "Estos métodos, leídos en una soleada y segura mañana de abril de 2009, perturban y parecen terribles", declaró esta semana Blair. "Pero sin ninguna duda defenderé a aquellos que entonces los redactaron".
Los cuatro memorandos describen gráficamente y con todo lujo de detalles los brutales métodos que la CIA utilizó en las cárceles secretas que la Agencia tenía dispersas por el mundo sobre cerca de dos docenas de detenidos que, entre 2002 y 2005 (época a la que pertenecen los informes), fueron considerados terroristas que disponían de información vital sobre las operaciones de Al Qaeda.
Basándose en esas técnicas, los interrogadores desnudaban, esposaban y cubrían la cabeza de los detenidos antes de ser interrogados. Cuando el interrogatorio comenzaba, el agente de la CIA de turno descubría el rostro del sospechoso. Si éste no resultaba cooperativo, se abría el catálogo de horrores.
Los informes recomiendan abofetear con la mano abierta: "Produce sorpresa, susto y humillación"; lanzar contra una falsa pared al detenido (técnica llamada walling): "no se trata tanto de hacer daño como de asustar ante el impacto y ruido que produce"; obligar a adoptar "posiciones estresantes"; amarrar al detenido a la pared con un collar de plástico; quitarle la comida; impedirle dormir (hasta un máximo de 180 horas, siete días y medio)... despojarle de toda su ropa y sólo permitirle ponerse un pañal durante la noche...
Algunas de estas técnicas, como desnudar a un detenido, privarle del sueño o ponerle una capucha sobre la cabeza, están prohibidas en el Manual de Campo del Ejército de EE UU. A pesar de ello, entre 2002 y 2005, el Departamento de Justicia autorizó a los agentes de la CIA a aumentar la presión sobre detenidos como Zubaida en aras de la seguridad nacional, recurriendo a métodos de interrogatorio que, incluso hoy en día, el propio Estados Unidos, considera tortura.
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