Condenados 10 jóvenes por intentar matar a un marroquí y quemar su casa
La Audiencia de Barcelona no aplica la agravante de racismo a los acusados
La Audiencia de Barcelona ha condenado a 10 jóvenes a penas de entre 4 meses y 14 años de cárcel por intentar matar a un joven marroquí e incendiar su casa. El ataque racista ocurrió en Sant Vicenç de Castellet en 2002. Tres chicos, que han recibido las penas más duras, tuvieron una discusión con magrebíes por un asunto de tráfico y, por la noche, exhortaron a otros jóvenes a "vengarse" con el grito de "¡vamos a matar a los moros!". El tribunal, aun así, no aplica la agravante de racismo como pedía el fiscal.
La brutal agresión ocurrió la madrugada del 15 de junio. Jordi Martínez está considerado el "líder" del ataque y pasará 14 años y medio en prisión. No sólo fue quien lanzó un cóctel molotov contra la casa de la familia magrebí, sino que fue identificado como uno de los que participaron en la paliza a Mustafá E. Martínez incitó, junto con Antonio Suárez y Raúl Roca, al resto de los compañeros en un bar del pueblo. Los tres han sido condenados por homicidio e incendio, ambos en grado de tentativa.
Tres de los chicos lanzaron un 'cóctel molotov' contra el piso de las víctimas
Armados con palos, 15 jóvenes se dirigieron hacia la casa de las víctimas, donde había menores durmiendo. Una vez allí, al grito de "¡moros de mierda!" intentaron asaltar la vivienda. Llegaron a romper la cerradura, pero la resistencia de los ocupantes impidió que pasaran. Martínez llevaba en su mano un botellín de cerveza con gasolina y un papel. "Movidos por el ansia de venganza, y a sabiendas de que la vivienda estaba habitada", lo lanzaron contra la ventana. El cóctel estalló en la pared, aunque la intención era "que entrara dentro".
El ataque no acabó ahí. Mustafá salió a la cale para intentar identificar a los agresores. Éstos le vieron y, cubiertos con pasamontañas y cascos, le golpearon repetidamente "con intención de causarle la muerte". Le propinaron patadas y puñetazos incluso cuando ya estaba en el suelo inconsciente. El tribunal argumenta que se trata de un intento de homicidio y no de un simple delito de lesiones porque el grupo era numeroso, le atacó por sorpresa y los golpes se dirigieron a la cabeza.
Mustafá sufrió múltiples traumatismos, una hemorragia y una fractura en el antebrazo, entre otros daños. Si su vida no corrió peligro tras el ataque "cobarde, invasivo e indiscriminado" fue porque evolucionó de forma favorable en el hospital, no porque los jóvenes sólo quisieran darle "un susto" como defendieron durante el juicio.
Pese al contexto de "suma agresividad" y a los gritos de "¡moros de mierda!", el tribunal no aplica la agravante de racismo a los acusados. A su juicio, es "muy complicado" determinar si hubo ánimo xenófobo y si la única motivación del ataque fue racista. Además sostiene que la palabra moro es utilizada de forma "natural y habitual por parte de mucha gente" con poca cultura. Sí aplica atenuante a otros dos acusados. A Isidro Cano, condenado a seis años, por politoxicómano. Y a Jaime Juez, sentenciado a cinco y medio, porque a los 16 años sufrió un robo de un magrebí a punta de navaja y quedó traumatizado. Cinco jóvenes han sido condenados a menos de un año y otros cinco han quedado absueltos.
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