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Mohamed VI viaja a Guinea en busca de contratos

Guinea Ecuatorial y Marruecos, las que fueron las dos únicas colonias españolas en África, han mantenido una excelente relación política y de seguridad desde que hace 30 años Teodoro Obiang derrocó a su tío, Macías Nguema, y se izó a la presidencia. Ahora, cuando Guinea se ha convertido en el octavo exportador de hidrocarburos del mundo, Rabat intenta que los lazos entre ambos sean también provechosos económicamente.

Con tal propósito el rey Mohamed VI inició ayer su primera visita a Malabo y a Bata que durará 72 horas. Allí apadrinará la firma de varios acuerdos de cooperación. Marruecos "está decidido a poner su experiencia a disposición de este país en materia de telecomunicaciones, formación de cuadros, agua, electricidad, agricultura y pesca", declaró ayer el embajador marroquí en Malabo, Jilali Hilal.

Hace dos años Maroc Telecom se convirtió ya en el segundo inversor en GETESA, la empresa local de telecos, y la constructora marroquí Somagec participa en la ampliación del puerto de Malabo.

Seguridad presidencial

Antes Rabat puso otra de sus habilidades al servicio de Guinea. Cuando dio el golpe de Estado, en 1979, Obiang pidió al entonces presidente español, Adolfo Suárez, que le enviase un destacamento para su seguridad. Suárez rehusó y fue Hassan II, el padre de Mohamed VI, quién le mandó a unos 200 militares que desde entonces constituyen la guardia pretoriana del dictador. "Marruecos contribuye enormemente a garantizar nuestra estabilidad", reconoció días atrás a la agencia Efe Miguel Oyono Ndong, consejero presidencial y ex primer ministro.

El presidente guineano efectúa además frecuentes desplazamientos privados a Marruecos que, a veces, incluyen una audiencia con el rey. Desde ayer éste es, por fin, su huésped. Mohamed VI ha viajado antes a otros países africanos en los que Rabat no tiene un papel tan destacado. A causa de la mala fama del régimen guineano, los huéspedes extranjeros no son muy numerosos en Malabo.

De ahí, probablemente, las ansias con las que Guinea quiso anunciar, el 3 de abril, la visita real. Los marroquíes tardaron 12 días más en confirmar, mediante un comunicado de la Casa Real, el viaje de su monarca. Los buenos usos diplomáticos estipulan que estos anuncios se deben hacer simultáneamente.

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