Zapatero pide al PSOE que agote el diálogo contra la crisis

Diálogo con empresarios y sindicatos; con las comunidades autónomas; con las fuerzas políticas en el Parlamento... "hasta donde se pueda y sin perder la identidad del proyecto socialista". Éstas fueron las recomendaciones de trabajo que ayer hizo el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en una reunión con los diputados, senadores y eurodiputados socialistas en una sala del Congreso.

Esta reunión, convocada hace 10 días, formaba parte del mismo plan que comenzó con el cambio de Gobierno, ya que el presidente quiere imprimir "un cambio de ritmo y de prioridades" al proyecto que puso en marcha hace un año cuando ganó las elecciones. "Tenemos que agotar nuestra capacidad de diálogo", sentenció Zapatero.

¿Para qué? Todo tiene que ver con la crisis económica, y no lo ocultó. En la primera fila de esta sala del Congreso se sentaban todos los ministros, también los nuevos, en cuya tarea está concertar acciones que ayuden a paliar la crudeza de la recesión económica. A los ministros les ha pedido que "aceleren al máximo" los planes puestos en marcha contra la crisis.

"Si estamos en una situación de urgencia, también se tiene que imprimir urgencia a las decisiones". Y esto es lo que han acordado estos días de Semana Santa la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y el titular de Fomento, José Blanco, para acelerar las licitaciones de las obras.

Tanto Salgado como Blanco tienen el encargo de dialogar, y acordar, cada uno con sus interlocutores. Los nuevos miembros del Gobierno escuchaban con atención ayer a Zapatero, después de recibir una acogida más que afectuosa por parte de los parlamentarios. Y el encargo de agotar el diálogo lo tiene también el vicepresidente y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves. El presidente anunció ayer un plan de concertación con las comunidades autónomas.

Y en el Parlamento quedan José Antonio Alonso y su secretario general in péctore Eduardo Madina para completar el equipo negociador y sacar adelante el proyecto del Gobierno. Ellos tienen la obligación de trenzar acuerdos para evitar derrotas parlamentarias -hasta ahora lo han logrado- y esa "soledad" socialista de la que habló ayer Mariano Rajoy a sus senadores, reunidos en pleno para escuchar al líder.

Rajoy está convencido de que Zapatero está solo y su debilidad se verá en el Congreso inmediatamente. Por eso el líder del PP está construyendo un discurso de alternativa, para crear una especie de Gobierno paralelo centrado en un plan de 12 puntos con grandes reformas estructurales -aunque ninguna muy concretada en detalles- que presentó el lunes.

Para ofrecer esa imagen de alternativa creíble, que tanto le interesa ahora, después de que el éxito en las elecciones gallegas reforzara su liderazgo interno, Rajoy está dispuesto a hablar con los nacionalistas de CiU y PNV, tan distantes hasta hace poco. Esa nueva relación con los nacionalistas fue la que marcó la ruptura entre el líder y el aznarismo, forzó la salida de María San Gil y fue muy criticada por Jaime Mayor, ahora candidato a las europeas.

Rajoy dejó claro ante sus senadores que todos esos encarnizados debates del periodo precongresual no le interesan. Él negociará su miniplán con todos los grupos, especialmente con CiU y PNV, que son los que más apoyan sus iniciativas tanto en el Congreso como en el Senado. Y después se lo ofrecerá también al Gobierno. El líder del PP, crecido con las encuestas y con la debilidad que en su opinión ha demostrado el PSOE con el cambio de Gobierno, trató con displicencia a Zapatero y a su vicepresidenta económica, Elena Salgado. "Les hemos hecho una oferta de plan anticrisis. Cuando dejen de hacerse fotos y de reunirse con ellos mismos, esperamos una respuesta. Seremos flexibles".