Cuba recela de un acercamiento rápido de Washington
La Habana teme que la entrada masiva de visitantes estadounidenses provoque un efecto desestabilizador
Las autoridades de La Habana ven con inquietud la posibilidad de que Washington levante "demasiado pronto" la prohibición que impide a los estadounidenses visitar Cuba. Al tiempo que se aprecia como una tabla de salvación en momentos de crisis, el fin de la veda al turismo yanqui es percibido como un reto, con un elevado potencial desestabilizador en el terreno ideológico, según observadores y diplomáticos.
El acercamiento entre ambos países ha sido más que prudente en los primeros meses del Gobierno de Barack Obama. Fuentes europeas aseguran que ambos países desean que así sea. Obama ya ha firmado la ley de presupuestos, con una enmienda que permite a los cubanoestadounidenses visitar a sus familiares una vez al año (hasta ahora, sólo podían hacerlo una vez cada tres años).
"Nacerá una nueva etapa en el combate ideológico", afirma un dirigente cubano
Sin embargo, se especula con la posibilidad de que antes de la Cumbre de las Américas (en Trinidad y Tobago, entre el 17 y el 19 de abril), el presidente de EE UU elimine totalmente las restricciones a los viajes y remesas a la isla.
Esta medida afectaría a un millón y medio de cubanoestadounidenses. "Ya eso es un reto de consideración", opina un sociólogo cubano. El Congreso y el Senado de Washington, además, estudian dos proyectos para poner fin a las medidas que impiden que turistas de EE UU visiten Cuba. "Creemos que entablar una relación a través del comercio y los viajes es la mejor manera de promocionar la democracia", dijo el senador demócrata Byron Dorgan.
Es aquí donde surge el problema. Antes de que ganara Obama, el histórico dirigente de la revolución Armando Hart dijo: "Si cumple su promesa [de aliviar el embargo], nacerá una nueva etapa en el combate ideológico entre la revolución y el imperialismo". Y añadió: "Una amplia migración con distintos objetivos puede venírsenos encima y debemos prepararnos culturalmente".
El reto es doble. El turismo, con ingresos de 2.000 millones de dólares (1.500 millones de euros) y 2.350.000 visitantes anuales, es la segunda fuente de divisas y varios estudios estiman que el primer año podrían viajar a Cuba un millón de estadounidenses. La isla tiene 46.500 habitaciones hoteleras y el promedio de ocupación es del 60% anual.
Las inversiones para aumentar la planta hotelera no se han detenido pese a la crisis. Nadie quiere decir que hay inquietud, ni demostrar demasiadas expectativas. La semana pasada, la viceministra de Turismo, María Elena Pérez, restó importancia a la posible avalancha de turistas de EE UU. "Para nosotros, ese país como todos está en el mundo, y para todos nos preparamos". Aunque nadie quiere hablar de política, los tiros van por donde dijo Hart: Cuba tiene "el reto inmenso de cómo enfrentar un tiempo nuevo en la lucha cultural contra el enemigo". En este momento visitan la isla siete congresistas demócratas de EE UU opuestos al embargo. Ya han dicho que la mejor forma de contribuir a democratizar Cuba es aumentar los contactos. Que viajen los turistas... Contaminar, piensan tanto en Washington como en La Habana.
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