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Columna
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Secretos, mentiras y dinero

Antonio Lorca

"Vivir sin torear no es vivir", decía José Tomás en este periódico en mayo de 2007, días antes de reaparecer en la plaza de Barcelona tras cinco años de retirada. ¿Y qué es, José, vivir sin torear ni en Sevilla ni en Madrid? Ah, eso que lo responda el apoderado, dirá el torero con ese rictus de antipática altanería tan propio de algunas figuras.

Porque José Tomás no estará ni en la Real Maestranza ni en Las Ventas. Y los empresarios y el representante han hablado, hablarán y enredarán. Pero ninguno dirá toda la verdad. Primero, porque el secreto es el emperador de la fiesta. Los taurinos cuchichean mucho, pero pocos hablan con claridad. Por lo visto, tienen mucho que ocultar. Y mienten mucho. Y sólo rinden pleitesía al dinero. Y con tantos secretos y tantas mentiras, sólo queda el recurso de las elucubraciones. Elucubremos, pues...

Para ser grande hay que competir con los grandes en las plazas grandiosas

Miente José Tomás cuando alardea de su encendida defensa de la fiesta. ¿Qué mejor defensa que poner la fiesta boca abajo en Sevilla y en Madrid? ¿Desde cuándo la primera figura se escuda en razones económicas o ganaderas para huir de las dos plazas de mayor responsabilidad? ¿Qué mayor gloria para este decadente espectáculo que vuelva a abrirse de par en par la celestial Puerta del Príncipe para que salga por ella, en loor de multitud, el rey de los toreros? Pues, no. Porque Tomás está demostrando que no es acreedor de la gloria que se le atribuye. Lo único que parece -estamos elucubrando- es un pesetero.

¿También lo es Cayetano? Al dinero nadie le hace ascos, pero este Rivera parece más preocupado por su cuerpo serrano que por el éxito taurino. Su excusa suena un poquito inconsistente: se empeña en negociar personalmente los derechos de televisión al margen de los acuerdos de ésta con las empresas. Pero su apoderado, que lo lleva con mucho más mimo que si fuera un angelito, dice que no, que ésa no es la razón. Otra vez, alguien miente. Lo cierto es que Cayetano tampoco estará ni en Sevilla ni en Madrid. Pero también se le llena la boca de amor a la fiesta. ¡Mentiroso...!

En pocas palabras: es el dinero lo que de verdad mueve los corazones de estas modernas figuras. Y a la fiesta que la zurzan...

La ausencia de Enrique Ponce es más "comprensible". No tiene necesidad de pasar otro mal rato con los toros inservibles con los que acostumbra ir a Madrid. ¿Y la de Aparicio? Su apoderado y el empresario están peleados, y él paga los platos rotos. ¿Cabe mayor desfachatez?

Para colmo de males, se acaba de presentar la Feria de San Isidro y el alma se te cae a los pies: o sobran carteles o faltan toreros, pero no es posible confeccionar un ciclo atractivo de 30 combinaciones con seis toreros de interés y un montón de jóvenes ilusionados, la mayoría de los cuales ha dicho ya repetidamente que no tiene nada que decir. ¿Por qué no torean seis tardes cada figura? ¿O por qué la feria no se reduce a 10 festejos?

¡Ingenuo...! El dinero; es el dinero lo que importa a la empresa y a la Comunidad de Madrid, y no la grandeza de la fiesta. Los carteles baratos -la inmensa mayoría- son muy rentables para los bolsillos de ambos.

En fin, que para ser grande hay que competir con los grandes en las plazas grandiosas. Lo demás es el cuento del alfajor. Lo demás, José, es vivir, pero no torear; lo demás, Cayetano, es ser modelo de postín, pero torero de pueblo; y lo de San Isidro no deja de ser una ambición desmedida del maldito parné...

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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