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Reportaje:Las colecciones de EL PAÍS

El apetito voraz de las chicas XL

Hoy, con EL PAÍS, la película erótica 'Calígula', y mañana, 'Vixen'

Tomàs Delclós

Dentro de la colección Obras maestras del cine erótico hoy se distribuye con el diario, al precio de un euro, Calígula (1979). El filme está plagado de ilustres nombres propios. Gore Vidal escribió un primer guión, aunque abandonó el proyecto, y en el reparto figuran Malcolm McDowell, John Gielgud y Peter O'Toole. Pero el productor de la cinta estuvo más interesado en la galería de mujeres que visitan el gran burdel en el que Calígula convirtió su palacio imperial.

La película tuvo una historia llena de problemas. El productor aprovechó los decorados para rodar versiones hardcore y deshizo el trabajo de Brass, quien finalmente no firmó la película como director, al considerar que se había desdibujado su proyecto de retratar un poder absoluto y corrompido. Un tormentoso episodio sobre un filme que quiso ser majestuoso, todo lo contrario de Vixen, que mañana se podrá adquirir con el diario dentro de la citada colección. Cuando el cine español se metió en el género S se escribieron verdaderos tratados sobre el desnudo como exigencia del guión. De ahí que las actrices frecuentaran tanto la ducha. No es el caso de Russ Meyer, cuyas apetentes y neumáticas chicas acuden al sexo con un voracidad para la que no necesitan excusas. Un ejemplar programático de su cine es Vixen (1968). Rodada con cuatro duros, fue una de las primeras películas que recibió la clasificación X en Estados Unidos. Una etiqueta que la industria procura evitar porque hay salas que no las aceptan y un determinado público que las evita. Pero este filme, a pesar de ello, fue un colosal éxito de taquilla y muy especialmente entre las mujeres.

La protagonista es de una incansable promiscuidad que alcanza no sólo a casi cualquier tipo de machote. Experiencias lésbicas, incestuosas y danzas con un pescado completan el repertorio. Aunque hay rasgos polémicos, como el racismo del personaje de Erica Gavin, no es precisamente la densidad ideológica lo que define el cine de Meyer. Su seña de identidad está en en la pasión de sus chicas por lucir tetas XL y todo sin solemnidad. Algunos lo consideran un ejemplo de la liberación de la mujer que toma las riendas de sus relaciones sexuales. Aunque Meyer colaboró en Play Boy, su estética cinematográfica no se basa en el encuadre azucarado. Es una cámara mirona que se pone en cualquier sitio para ver lo que le interesa. Hay cierta voluntad de provocación. El propio Meyer explicaba que entre el humor y el mal hay una fina barrera. No es extraño que interesara a gente como John Waters.

Fotogramas de <i>Calígula</i> y <i>Vixen </i>(abajo), películas de la colección de cine erótico de EL PAÍS.
Fotogramas de Calígula y Vixen (abajo), películas de la colección de cine erótico de EL PAÍS.
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