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Polémica salida de Kosovo

El embajador español se enteró por el secretario general de la OTAN

Moratinos defendió este mismo mes en la Alianza la permanencia de las tropas

El anuncio unilateral de la retirada de España de Kosovo ha supuesto un duro golpe para su credibilidad como socio sólido y fiable en la escena internacional. Interrogado ayer el ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, sobre el asunto, respondió: "Eso es normal en España. Ya lo hizo en Irak, ¿no?". El ministro polaco puede confundir las muy distintas circunstancias de una y otra decisión, pero tiene una idea clara: España es un país que se va. Sikorski es uno de los candidatos a relevar a Jaap de Hoop Scheffer como secretario general de la OTAN. Scheffer también fue muy claro al opinar en público al día siguiente de que la ministra Carme Chacón le anunciara la novedad: "No me parece bien".

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Chacón habló con Scheffer por teléfono el miércoles cuando el secretario general volvía de Afganistán, de una visita oficial del Consejo Atlántico, formado por los 26 embajadores aliados. Un Scheffer desconcertado acudió en busca de información adicional al embajador español. Así fue como Carlos Miranda, socialista de viejo cuño, embajador por segunda vez en la OTAN, se enteró de que España había decidido irse de Kosovo. [Fuentes gubernamentales dijeron ayer que no se pudo contactar con Miranda hasta que bajó del avión en el que regresaba de Afganistán con Scheffer y por eso se demoró la noticia]

Tampoco parecía saber nada, el pasado 5 de marzo, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. A dos semanas del "misión cumplida; es la hora de volver a casa" de la ministra, aseguró ante los ministros de Exteriores aliados, con quienes Hillary Clinton se estrenó en Europa, que "España se sumará al consenso" en la discreta discusión sobre el futuro de la Kfor en Kosovo.

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"En este momento no hay intención de retirar tropas", aseguró Moratinos, según una fuente conocedora de la reunión a puerta cerrada de los ministros. Después, en rueda de prensa, abundó: "No ha llegado el momento de la reducción de tropas, sino de mantener la presencia. España ha explicado que, sin reconocer la independencia de Kosovo, mantiene y mantendrá una posición constructiva para la seguridad en la región y en Kosovo". Era la posición del Gobierno español desde que el 17 de febrero de 2008 la provincia serbia se declarara independiente. No reconocer Kosovo como Estado no suponía irse.

Las tropas españolas operan en el oeste de Kosovo, en una zona bajo mando de Italia. "Los italianos están furiosos", revelaba ayer Sikorski, con palabras que no fue posible contrastar con ningún representante italiano. Karel Schwarzenberg, ministro de Asuntos Exteriores checo y presidente de turno de la UE, abunda en la decepción causada por España: "Es una decisión deplorable y espero que no sirva de ejemplo".

En la OTAN todos se preguntan "¿por qué ahora?" sin que nadie sepa responder. Una fuente diplomática conocedora de los usos de la Alianza se alteró con la explicación dada en Bruselas por José Luis Rodríguez Zapatero. "Hay que respetar lo que España decide, porque los soldados son de España, no de la OTAN", zanjó Zapatero. "¡Qué barbaridad!", exclama la fuente. "Supone ausencia absoluta de solidaridad. España forma parte de un Tratado, las decisiones se toman colectivamente...".

La Kfor cuenta con unos 15.500 soldados, un despliegue excesivo dada la situación sobre el terreno. El jefe supremo militar aliado, el general John Craddock, reconoció hace meses que se podía reducir el despliegue de las tropas de la OTAN sin menoscabo de la misión de estabilización encomendada por la ONU.

En la reunión de ministros de Defensa celebrada hace un mes en Cracovia (Polonia), Chacón sugirió la pertinencia de pensar ya en una fase de "presencia disuasoria" de Kfor, que requiere muchas menos tropas. Buena parte de los aliados respondieron que había que esperar algo más hasta ver cómo evoluciona la misión de Estado de derecho de la UE antes de proceder a pactar recortes.

Ése es el acuerdo diplomático violado estruendosamente en Istok por Chacón. Londres, con su fina diplomacia, ha dado otra lección a Madrid: lleva meses reduciendo tropas en Kosovo sin que se mueva una hoja. La inminente "fase de disuasión" de Kfor implica una reducción de soldados que habría permitido a España jugar con ventaja las bazas de su compromiso histórico con la estabilidad de la región y negociar la deseada retirada total. Chacón ha ofrecido a Scheffer escalonarla hasta septiembre. "El redespliegue de Kfor iba a realizarse antes de fin de año y va casi a coincidir con la retirada española", dice con un punto de ironía una fuente diplomática. Otra recuerda una frase de Giulio Andreotti, el viejo Maquiavelo de la política italiana: "La diplomacia española es buena, pero le falta finura".

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