Crisis y funcionarios
Como era previsible, cuando azota la crisis económica arrecian las críticas hacia los empleados públicos, ante la mirada, si no complaciente, sí impertérrita, de los gestores políticos de la Administración. Es uno de los múltiples recursos recurrentes para desviar la atención sobre los auténticos causantes de la crisis: la economía especulativa y sus aledaños.
Poco importa que el ratio de funcionarios por habitantes en España sea de los más bajos de los países desarrollados y que más del 90% de ellos estén adscritos a los servicios fundamentales del Estado de bienestar: sanidad, educación, asistencia social y seguridad.
Siempre habrá quien recurra a un socorrido informe de un círculo de empresarios cualquiera sobre la supuesta baja productividad de los empleados públicos basado en los métodos propios de la ciencia infusa de sus consejeros áulicos. Esos mismos que no tienen ningún empacho en compatibilizar su labor asesora con el sueldo de una institución pública como la universidad.
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