Dimite el jefe de Gobierno palestino en un gesto a Hamás
El político predilecto de Estados Unidos, enemigo acérrimo de Hamás, presentó ayer su renuncia al presidente palestino, Mahmud Abbas. El primer ministro, Salam Fayad, esgrimió un motivo: favorecer la formación de un Gobierno de unidad nacional entre los islamistas y Al Fatah que ponga fin a la profunda disputa entre ambos partidos, y a la división entre Gaza y Cisjordania. Pero en el enrevesado mundo político palestino, otras razones pueden haber impulsado a Fayad a apartarse del poder. Muy probablemente para intentarlo de nuevo en el futuro.
El dirigente idóneo -eco-nomista honesto y ex funcionario del Banco Mundial- para gestionar los caudales que los países occidentales y árabes destinan a la Administración palestina de Cisjordania -aunque finalmente la recaudación siempre quede alejada de las promesas- asumió la jefatura del Ejecutivo en junio de 2007, cuando el movimiento fundamentalista se apoderó de la franja mediterránea y expulsó a los cuerpos policiales de la Autoridad Palestina. Sin embargo, las relaciones de Fayad, quien constituyó un Gobierno del que excluyó a los líderes de Al Fatah, célebres por su corrupción, con el partido del presidente Abbas no eran precisamente cordiales. Fayad continuará al frente del Gobierno como máximo hasta final de mes.
Hartazgo con Israel
Fuentes diplomáticas y de la OLP aseguran que Fayad no esconde su hartazgo por unas negociaciones con Israel que provocan frustración tras frustración. Las considera una tomadura de pelo. La represión en Cisjordania es cotidiana, los asentamientos se expanden sin cesar y la judaización de Jerusalén Este y la demolición de casas árabes marcha al ritmo de siempre desde 1967. Es poco verosímil pensar que Fayad, que se entrevistó con la secretaria de Estado Hillary Clinton la semana pasada, no ha coordinado su decisión con Washington. No es un secreto que Fayad ambiciona la presidencia palestina en el futuro.
Hamás y Al Fatah negocian en Egipto la formación de un Gobierno de unidad transitorio que permita la celebración de elecciones presidenciales y legislativas en enero de 2010, y la reconstrucción de Gaza. Una de las opciones que cobra fuerza es la formación de un Ejecutivo de tecnócratas para evitar la presencia de rostros conocidos de Hamás.
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