"El modelo de crecimiento de España se acabó"
El director de rating soberanos para Europa de Standard and Poor's (S&P) no se muestra muy optimista. Teme los riesgos que pueden venir de las economías del antiguo bloque del Este. Pese a su aspecto calmado y un poco flemático, se rebela contra las críticas que ha suscitado su rebaja de la calificación de España desde AAA hasta AA+.
Respuesta. Muchos de los que nos critican no entienden bien en qué consiste el rating. Una calificación AA+ significa que las probabilidades de que el Reino de España suspenda pagos durante los próximos 10 años es menor al 0,2%. También hay gente que nos critica por no haber advertido de esta situación y eso no es correcto. Desde que subimos la calificación de España -en diciembre de 2004- hemos elaborado ocho informes sobre la economía española y en cada uno de ellos, lo he comprobado, hemos advertido qué riesgos había: frenazo del crédito, colapso del sector de la construcción y deterioro de las finanzas públicas. Todo eso es lo que está pasando ahora a la vez. Lo que no vimos fue la coincidencia de todo ello en un ambiente tan hostil, y eso es lo que hace todo mucho peor de lo que hubiera sido en condiciones normales.
Pregunta. ¿Podemos esperar una recuperación rápida?
R. Los países que han tenido una revisión negativa de calificación, como España, no es probable que tengan una recuperación rápida, en forma de V. El modelo de crecimiento que ha tenido España ha llegado a su fin porque estaba impulsado por una amplia disponibilidad del crédito y eso no va a volver. Además, el crédito se ha dirigido a sectores que no ofrecen capacidad de exportación de cara al futuro, como el sector inmobiliario o el financiero. Así que el futuro de la economía española puede ser muy parecido al que ha tenido Portugal en la última década, con un crecimiento medio del 1,5%.
P. ¿Y puede haber nuevas rebajas de calificación?
R. De los 124 países soberanos que calificamos tenemos sólo dos con perspectivas positivas: Kenia y Benin. Aproximadamente un tercio de esos países tiene perspectivas negativas, aunque en Europa occidental sólo Irlanda ofrece un escenario negativo. Pero la situación evoluciona con mucha rapidez. Por ejemplo, en España dimos por segura la estabilidad de los bancos, que parecían estar haciéndolo realmente bien comparado con otros países. Si resulta que no es así y que necesitan un rescate masivo, y no estoy hablando de las cajas más pequeñas, sino de los grandes bancos, eso cambiaría nuestra posición radicalmente.
P. ¿También a nivel europeo?
R. Los rating soberanos europeos llegaron a su punto más alto en 2004 y desde entonces sólo han sufrido rebajas. Esto significa que la calidad crediticia media se ha deteriorado incluso en los años buenos porque los Gobiernos no aprovecharon ese periodo para consolidar las finanzas públicas. España consiguió importantes objetivos de reducción de deuda pública, pero pensábamos que las finanzas públicas tendrían margen para no saltarse el límite del 3% en los peores momentos, desde el superávit del 2%. Y sin embargo ahora creemos que el déficit estará más cerca del 7% del PIB.
P. Ahora los mercados temen que a algún país de la eurozona le pase lo que a Hungría.
R. La situación de Hungría no es tan dramática como la gente podría pensar porque aún mantenemos el grado de inversión para el país y calificación BBB. Los países del euro no pueden tener las presiones de tipo de cambio que ha tenido Hungría, donde las familias se han endeudado en francos suizos o euros, porque sus tipos de interés eran mucho más bajos que los de la moneda nacional, el forint. Y cuando ésta se deprecia, el coste de esos créditos se dispara. Eso no puede pasar en la eurozona.
P. ¿Y por qué se han disparado los diferenciales de deuda?
R. En nuestra opinión, el precio que está fijando el mercado es una exageración. El coste de asegurar la deuda contra impagos (Credit Default Swaps, CDS) de Grecia o Irlanda refleja una alta probabilidad de suspensión de pagos, como si fuera deuda basura, y no es así. También creemos que durante años los spreads han sido demasiado estrechos y que no ha habido suficiente diferenciación. La situación entonces no era tan buena como se creía y tampoco tan mala como parece ahora.
P. Alemania ya ha dicho que habrá que estar preparado por si algún país del euro requiere ayuda financiera, ¿A tanto puede llegar la situación?
R. Algunos países tienen una exposición muy alta en Europa del Este. La presencia de los bancos austriacos en esa región equivale al 75% del PIB del país. También tienen intereses Suecia, Francia, Italia, Bélgica y Holanda, así que los riesgos son tremendos. Dicho esto, me sorprende que Alemania diga que ofrecería ayuda financiera cuando se ha resistido a hacer lo mismo dentro de su propia casa con los estados de Bremen y Sarre y con la ciudad-Estado de Berlín, aunque el Tribunal Constitucional luego le obligó a pagar. Creo que hay mucha buena voluntad, pero tengo serias dudas de la verdadera disposición a poner dinero encima de la mesa en una cantidad significativa. Si miras a Italia, por ejemplo, que es el país más endeudado de la eurozona, y le das el mismo apoyo financiero que aprobó Alemania, necesitarías una cantidad equivalente al PIB de España y de Finlandia juntos. Creo que las autoridades lo que están intentando hacer es implicar al Banco Europeo de Inversiones en ese esquema.
P. Así que la situación puede empeorar considerablemente...
R. Por supuesto que sí.
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