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Entrevista:FUERA DE CARTEL | Elecciones 1-M

"La Xunta utiliza a los sindicatos"

Ramiro González, de CC OO, dice que el diálogo social se quedó en "palabras"

Suspende al bipartito en política industrial y sociolaboral, muy especialmente en lo que atañe al sector eólico y naval, con una gestión "tan electoralista como nefasta". Critica la "utilización" interesada de los sindicatos por parte de la Xunta y, todavía más, que las centrales se hayan plegado a los intereses del Gobierno gallego. Desde las filas de Comisiones Obreras, Ramiro González Campelo (Ferrol, 1966) presume de la independencia política de su sindicato frente a otras centrales que "parecen estar subordinadas" al poder. Desde 2002, preside el Comité Intercentros de Navantia, que agrupa a todos los astilleros públicos del grupo naval, con 5.000 trabajadores repartidos entre los centros de Cádiz, Cartagena, Madrid y la ría de Ferrol.

El presidente del comité de Navantia anuncia una oleada de movilizaciones

Carpintero de gradas, ingresó en la antigua Bazán como aprendiz en 1982 y desde 1994 integra el Comité de Empresa de Ferrol. Hace menos de un lustro, Izar Ferrol y Fene sumaban más de 4.000 operarios pero tras la última reconversión naval, las dos factorías de Navantia en la ría gallega apenas superan los 1.800 empleados.

Opina que la propuesta del BNG para privatizar Astano y construir barcos civiles en las gradas de Fene fue "poco menos que un farol" y una "enorme contradicción" después de que los nacionalistas se opusieran a privatizar el astillero fenés tras la disolución del grupo Izar en 2004, del que nació Navantia. "Vendieron una moto sin ruedas ni manillar", asegura.

Ramiro González explica que pese al buen momento del sector, los costes de la construcción civil en la ría "no son competitivos" y advierte de que la actual dirección de Navantia lleva al grupo de cabeza hacia una nueva quiebra técnica atrincherada en la "autocomplacencia" de acumular carga de trabajo hasta 2014. "Se están perdiendo contratos militares, no se definen compromisos pendientes y la sala técnica notará el bajón en 2010", insiste.

Sostiene que en esencia, el "abecé del sindicalismo es siempre el mismo aunque los tiempos han cambiado" y lamenta que no se haya rentabilizado el crecimiento económico para resolver los problemas de fondo que arrastra Galicia poniendo los mimbres para amortiguar la crisis. "Se descansaron sobre un modelo que tiraba del boom de la construccion sin atender a los déficits estructurales: retraso tecnológico, dependencia de materias primas...", analiza. "Los sindicatos también nos confiamos", reconoce.

Defiende que un sindicato se articule sobre un discurso sociopolítico, pero advierte que "nunca debe ser partidista" y considera que en los últimos cuatro años la Xunta "rentabilizó esos apegos sindicales" -que vinculan al BNG con la CIG y al PSOE con la UGT- "con resultados más bien escasos o casi nulos".

"El diálogo social proyectó una ilusión colectiva de mejora, pero todo se queda en buenas palabras", resume. Con los datos en la mano, dice, Galicia sigue a la cola de Europa en salarios y cobertura social, mientras la precariedad excede el 30% y los índices de siniestralidad laboral son elevados. "La crisis la paga el trabajador, y ahora entraremos en un escenario diferente donde las movilizaciones serán moneda común".

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