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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Willem Johan Kolff, médico y 'padre' de los órganos artificiales

Inventó la máquina de diálisis y el corazón mecánico

Isabel Ferrer

"Los órganos pueden recrearse", decía Willem Kolff, el médico holandés establecido en Estados Unidos desde 1950, que murió el 11 de febrero en su casa, cerca de Filadelfia, a los 97 años. Era su máxima favorita, y a ese esfuerzo dedicó su vida profesional con resultados imprescindibles.

Fue el inventor de la máquina de diálisis para limpiar el riñón, un aparato que ha salvado millones de vidas en las seis últimas décadas. Creó el primer banco de sangre europeo en 1940, y fabricó una máquina que permitía mantener la función pulmonar y cardiaca durante la cirugía. Pero, sobre todo, buscó un corazón artificial que pudiera implantarse en un ser humano. Lo logró en 1982 y la noticia dio la vuelta al mundo. Con ayuda del modelo diseñado por uno de sus estudiantes, Robert Jarvik, el receptor del ingenio fue el paciente Barney Clark, que vivió 112 días. Bautizado Jarvik-7, el corazón alivió la espera de enfermos necesitados de un trasplante.

Como suele ocurrir, los primeros ensayos de sus inventos fueron de lo más casero. La máquina de diálisis se le ocurrió a Kolff siendo un joven médico residente en un hospital de Groningen, al norte de Holanda. Uno de sus pacientes, de 22 años, se apagaba lentamente por una insuficiencia renal y él quería una forma de sustituir las funciones del riñón. Según la literatura médica, empezó a vislumbrar la manera de filtrar la sangre al observar cómo un envoltorio de salchichas, lleno de líquido y agitado en una solución salina, hacía las veces de membrana para depurar residuos. Era el año 1940 y Holanda acababa de ser invadida por los nazis, así que Kolff se mudó a un hospital rural y empezó a colaborar con la Resistencia. La primitiva funda de salchichas no habría funcionado sin un adecuado flujo de sangre adicional, y los automóviles fueron su segunda e insólita ayuda. Aprovechando el diseño de la bomba de agua del modelo T, de la estadounidense Ford, creó un tambor rodante que mantenía la sangre en movimiento. En 1945, pudo ayudar con éxito a un primer enfermo renal.

Kolff se fue en 1950 a EE UU, con su esposa y cinco hijos, y obtuvo la nacionalidad en 1956. Allí, antes de crear su corazón artificial, concibió una máquina portátil de diálisis para usar a domicilio. Hijo de un médico de cabecera, nunca presumió de sus inventos, que le valieron 12 doctorados honorarios y 120 premios internacionales. En 1990, la revista estadounidense Life le consideró uno de los compatriotas más importantes del siglo XX. Aunque murió lejos de su tierra de nacimiento, pidió que sus cenizas fueran esparcidas en Kampen, la población holandesa donde puso en marcha su primer aparato de diálisis.

Willem Johan Kolff.
Willem Johan Kolff.

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